Bárcenas no está en «el infierno»
El extesorero del PP dice por carta que está "adaptado" a su nueva situación en Soto del Real
MADRID Actualizado: GuardarSu letra es ya inconfundible. No hace falta ser experto para certificar que detrás de unas cuantas palabras está o no la autoría de Luis Bárcenas. Y este lunes, quien fuera tesorero del PP, quien acarrea más de un dolor de cabeza al partido del Gobierno, envía una misiva a través de las páginas de ‘Interviú’. No descubre nada nuevo, ni desvela aspectos que no se supieran, de ahí que el titular que la revista lleva a portada es un "esto no es el infierno". Se refiere a la cárcel de Soto del Real, donde fue a dar con sus huesos tras una decisión del juez Pablo Ruz que se mantiene inalterable. Y eso que por dos veces su nuevo abogado, Gómez de Liaño, solicitó la excarcelación del otro tiempo depositario de la confianza de Mariano Rajoy y hoy enemigo público número uno. El magistrado entiende que existe riesgo de fuga y de ahí que se le mantenga en prisión.
Sorprende, no obstante, que Bárcenas, a quien ya tuvimos la ocasión de ver en su día a día entre rejas gracias a la grabación con cámara oculta, diga que allí dentro no se encuentra mal. Es más, asegura que "me encuentro bien desde el primer momento. Tranquilo, sereno y adaptado a la situación". Reconoce, eso sí, su indignación y decepción con su anterior letrado, Alfonso Trallero, quien, con el cambio de estrategia en la defensa de su defendido (y valga la redundancia), decidió dejarle solo en ese camino, "después de haber cobrado 650.000 euros en cuatro años", aclara Bárcenas de su puño y letra. Y es indudable que esas cifras llevan su firma, como las de los papeles que tanto hacen temblar los cimientos de Génova.
Integrado con los compañeros, de los que encuentra "simpatía y apoyo", el extesorero, que mantiene el tipo, la gomina y el buen vestir incluso entre rejas, aprovecha la carta para llamar "ruines y cobardes" a Alfonso Alonso, Carlos Floriano y Jesús Posada. Eso sí, deja unos puntos suspensivos para alimentar la imaginación tras estos tres nombres. Vamos, que se entiende que la lista de “ruines y cobardes” podría incrementarla de tres a un número indeterminado. Quizás lo deje para la próxima misiva desde la cárcel. Porque parece que va a estar allí un tiempo.