Iniesta, en el momento de marcar el 1-0 en la final del Mundial 2010. / Georgi Licovski (EFE)
FÚTBOL | SELECCIÓN ESPAÑOLA

España rememora la historia

'La Roja' se mide este martes a Sudáfrica en el Soccer City, donde en 2010 se coronó reina del universo

MADRID Actualizado: Guardar
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Nunca un partido amistoso de la selección española puso el vello tan de punta en los prolegómenos como el que este martes disputa en el Soccer City de Johannesburgo, ese majestuoso estadio con capacidad para más de 90.000 personas y un diseño inspirado en la cerámica tradicional africana donde 'La Roja' cocinó su único título mundial. Recuerdos, emociones, sensaciones a flor de piel. El gol de «Iniesta de mi vida», como acuñó José Antonio Camacho, en la final ante Holanda, el cariño mostrado por un pueblo entregado desde el primer día a los encantos de la expedición española, y mucho más. Historias, anécdotas vividas dentro y fuera de los vestuarios, en la cálida concentración de Potchefstroom, en los autocares camino de los estadios y en esa impresionante 'vasija' donde España se coronó reina universal.

Nadie olvida la amarga derrota ante Suiza que puso en alerta a los futuros campeones, la victoria ante Honduras (2-0) que devolvió la calma, el sufrimiento ante los chilenos, el agónico triunfo ante la Portugal de Cristiano gracias a un gol de Villa, el penalti clave que Casillas le detuvo al paraguayo Cardozo en cuartos, el gol de Puyol que tumbó a Alemania en semifinales, la parada de Iker a Robben en un mano a mano para la historia. Vuelven a escucharse las molestas vuvuzelas, ahora vistas con más cariño, y reaparecen un sinfín de escenas que, ya sin presión, reviven los 15 supervivientes de la selección y el cuerpo técnico. De los héroes del 11 de julio de 2010 sólo faltan Capdevila y Marchena, que ya no estarán seguro en Brasil, además de Puyol, Piqué, Xavi, Cesc, Silva y Fernando Torres.

«Ahora vemos con más naturalidad lo impresionante que es el Soccer City, sobre todo desde fuera. Entonces no nos dimos cuenta. Lo importante es que han pasado más de tres años de la mayor hazaña del fútbol español, que a todos nos hace sentir orgullosos, y se ha demostrado que no fue un fogonazo. Después ganamos una Eurocopa y nos hemos clasificado para otro Mundial. Seguimos en buena línea y con buena salud», reflexiona Del Bosque en Johannesburgo, donde se siente «afortunado» por poder manejar un grupo magnífico y elegir el calendario, sin sufrir el agobio de la repesca.

«Privilegiados»

Evocaciones y añoranzas. Recreaciones por las que, según los internacionales y su jefe, merece la pena un largo viaje con polémica escala en Guinea Ecuatorial, y tres noches en los aviones en siete días de concentración. «Somos unos privilegiados. Asumo y entiendo las críticas pero no siento que hayamos hecho nada malo», esgrime el técnico salmantino, satisfecho por arrancar una sonrisa a miles de niños desfavorecidos y por cumplir un «compromiso muy fuerte» de su presidente, Ángel Villar, que no se había podido satisfacer hasta ahora. «Las distancias no son ahora un problema. Nos metemos diez horas de vuelo en primera, dormidos. Qué podrán pensar aquellos que madrugan cada día para ir a trabajar o que sufren el desempleo...», explica Del Bosque a todo el que desee escucharle.

La dureza de los ecuatoguineanos hizo temer por la salud de los españoles, sobre todo de Xabi Alonso y de Fernando Llorente, pero entiende el técnico charro que el riesgo de lesión es inherente al deporte, y más a los de contacto. «Es fútbol y puede ocurrir cualquier cosa en todo partido o entrenamiento», insiste Del Bosque. Antes del viaje, Javi Martínez pudo romperse tras una entrada involuntaria de Pedro. En un amistoso de más enjundia Khedira se destrozó la rodilla tras una acción sin aparente peligro de Pirlo y, en su día, el argentino Maxi Rodríguez se rompió el cruzado anterior por un bolo en La Condomina con un césped lamentable.

Entiende el preparador español, recientemente renovado hasta la Eurocopa de Francia 2016, que es momento de disfrutar, no de polemizar por cuestiones políticas. Ni siquiera por las salidas de tono de Luiz Felipe Scolari, a quien Del Bosque ha votado como tercer mejor entrenador del mundo, por detrás de Jupp Heynckes y de Rafa Benítez. Lo hizo antes de que el seleccionador brasileño arremetiera contra Diego Costa, al que acusa de haber sentado un precedente, y asegurase, arrogante, que la 'Canarinha' jugará el Mundial sin presión y lo conquistará.

Los sudafricanos se presentan a la fiesta no sólo como invitados. Quieren ser protagonistas. Advierte su seleccionador, Gordon Igesund, que sus pupilos están mentalizados para ganar en el escenario donde el rival alcanzó la gloria. Les exige jugar sin complejos. «España viene aquí y tiene grandes jugadores pero van a jugar contra los 'Bafana Bafana' (Muchachos). A veces nos sentimos intimidados por los adversarios pero podemos presentar batalla y hacer que el partido sea igualado», desveló en la previa del choque. Es un homenaje, un reencuentro, no una broma.