Miembros del Ejército Libre de Siria (i), conversan con guerrilleros kurdos en Aleppo. / Archivo
análisis

Siria: el factor kurdo

La reordenación del escenario político y estratégico provocado por la guerra civil en Siria confirma la relevancia del factor kurdo

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Lo primero que han hecho los observadores políticos tras leer el anuncio de que los kurdos del noreste de Siria han establecido una administración autónoma provisional y prevén elecciones legislativas ha sido mirar hacia Ankara y ver cómo reacciona Turquía.

Hay tres respuestas ya disponibles: a) su ministro de Exteriores, un hombre clave con gran autoridad, Ahmet Davutoglu, la critica sin disimulos y acusa al “Partido de la Unión Democrática” de “romper su promesa”; b) el primer ministro, R.T. Erdogan mantiene su bien preparada visita de fin de semana al sureste, la gran región kurda de Turquía y la entrevista con Massud Barzani, líder del gobierno kurdo autónomo del vecino Iraq; c) los partidos opositores, “Republicano del Pueblo” y “Movimiento Nacionalista”, éste con más ímpetu, la perciben como una inaceptable amenaza a la integridad territorial turca.

Todos exageran un poco, pero lo sucedido, enmarcado en lo que parece indetenible reordenación del escenario político y estratégico provocado por la guerra civil en Siria, confirma la relevancia del factor kurdo y, de paso, la lenta conversión del conflicto sirio en una eventual herramienta de rediseño de las alianzas regionales y un cuestionamiento del mapa heredado del resultado de la II Guerra Mundial y de la descolonización.

Otra grieta en la oposición

El anuncio ha disgustado a la oposición, la aceptada como representativa por Occidente, es decir, la que excluye al factor islamista radical (el “Frente al-Nusra” y el “Emirato Islámico de Iraq-Levante” afiliados a al-Qaeda) es decir, la que debe acudir a finales de este mes a la prevista negociación con el gobierno en Ginebra, sin fecha atada todavía.

Un duro comunicado de la “Coalición Nacional Opositora” denunció ayer la conducta kurda, en concreto de la poderosa “Unión Democrática Kurda”, y recordó que su combate es contra la tiranía del régimen y en defensa de un Estado nacional soberano y unido. Que la resistencia armada al régimen sopesaba la importancia del hecho kurdo lo prueba que uno de los primeros líderes del opositor “Consejo Nacional Sirio” fue un kurdo, Abdulbasit Sayda. Duró poco, como sus sucesores.

El comunicado difundido en la ciudad kurdo-siria de Qamishli, cerca de la frontera turca en el noreste, confirma, en todo caso, que la comunidad kurda se ha ubicado en la guerra civil como un actor atento a defender su propia agenda política: la autonomía (o, eventualmente, la independencia) frente a Damasco, sea cual sea el gobierno sirio. El régimen de Assad, al contrario que con otras comunidades, no jugó a manipular a los kurdos o a integrarlos en su conocida técnica del “frente amplio nacional” (sobreentendido: contra la mayoría social sunní) desde la condición alauí del corazón del Estado. Los reprimió y, sobre todo, los ignoró: durante años no había kurdos, no se les censó ni se habló con ellos como un grupo concreto… y cuando llegó la guerra las dos partes aprovecharon la situación.

El marco regional

Así, la resistencia kurda levantó cabeza tras la evacuación del ejército sirio, que tenía otras prioridades que atender, en torno a las grandes ciudades. Piquetes kurdos disciplinados y bien armados y con fuerte apoyo local empezaron a limpiar su región de competidores, no se comprometieron con los esfuerzos opositores y durante meses vivieron en una tierra de nadie bajo su control. Al régimen no le disgustaba esta conducta…

Falta saber si la decisión de pasar a ser un factor concreto aunque claramente vinculado al gran “Partido de los Trabajadores del Kurdistán” de Turquía no es demasiado arriesgada. El gobierno turco dice estar resuelto a resolver (se sobreentiende que bajo una fórmula autonómica, porque no hay suelo político ni social para hacer otra cosa) la cuestión kurda. Es la apuesta estrella de Erdogan y debe vincularse a la prevista y lenta reforma completa de la Constitución.

Los turcos no aceptarán sin más la amputación de su territorio, algo en lo que conceden islamistas y kemalistas y cuentan con la normalización en el vecino Kurdistán iraquí, autónomo y, de facto, independiente en algunas áreas y su cooperación realista y práctica. Hubo ya un efímero, y pequeño, estado kurdo: el creado por la Conferencia de Sèvres en 1920 tras el derrumbe del Califato turco… pero no sobrevivió a los coroneles nacionalistas y la acción de Kemal Ataturk…

El problema está irresuelto: hay unos cincuenta millones de kurdos repartidos por media docena de Estados en el área. Pero son distinguibles, diferentes y se hacen representar de modos también diversos. Los de Siria han hecho lo que cabía esperar y Washington, que pena para articular la oposición y hacerla viable, muestra hoy mismo su “gran preocupación” y recuerda que apuesta por la unidad nacional y la integridad territorial de Siria…