Alice Ann Lynch, con su disfraz de 'Halloween', en la imagen que ella misma difundió. / Twitter
polémica en las redes sociales

Un disfraz de 'Halloween' de funestas consecuencias

Una joven estadounidense, despedida de su empleo tras aparecer ataviada como una de las víctimas de los atentados de la Maratón de Boston

MADRID Actualizado: Guardar
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Cinco mil corredores transitaban aún por las calles de Boston cuando dos explosiones repentinas sembraron el pánico entre la multitud. Las minuciosas medidas de seguridad desplegadas para salvaguardar la carrera urbana más antigua del mundo pasaron por alto dos pequeñas bolsas de nylon negras que contenían la carga letal. El resultado: tres muertos y más de doscientos heridos. Y pese a no haberse cumplido ni un año desde aquel trágico quince de abril, alguien asumió que Halloween sería el momento idóneo para banalizar el suceso con unas gotas de humor negro.

Alice Ann Lynch, una joven de 22 años, festejó la 'noche de brujas' con un disfraz que muchos calificarían como poco afortunado. No debió ser consciente de ello cuando, ni corta ni perezosa, decidió publicar en una red social la imagen en la que su 'terrorífico' atuendo quedaba inmortalizado. Aparece sonriente, en mitad de la oficina en la que trabajaba hasta ahora, vestida con una camiseta y un dorsal de la pasada edición de la Maratón de Boston y maquillada con rasguños y heridas. Sí, mientras otros eligen encarnar a alguna de las figuras clásicas del cine de terror, Alice optó por representar a una de las víctimas de los hermanos Tsarnaev.

La desafortunada elección le ha costado cara. Horas después de publicar la instantánea en su cuenta de Twitter, fue despedida por sus jefes de forma fulminante. La avalancha de 'tuits' que censuraban tan cuestionable decisión, considerada casi de forma unánime como una falta de sensibilidad y de respeto hacia las familias afectadas, desembocó en la suspensión permanente de su cuenta en la red de 'microblogging' a causa de los numerosos ciberataques recibidos.

Quizá Alice prefiera pensárselo varias veces la próxima vez que decida dar rienda suelta a su particular sentido del humor. Aunque no son pocos los que disfrutan de la agudeza incómoda, enemiga de los policorrectismos, en ocasiones conviene contenerse antes de tomar un camino que puede acarrear consecuencias. No calibró bien esta joven aficionada a los disfraces los efectos que su decisión podría tener entre la sociedad estadounidense, acostumbrada a vivir hechos como el de la última Maratón de Boston con una intensidad colectiva que desaconseja estas 'sutilezas'.