El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez. / Archivo
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El arzobispo de Toledo: «Halloween es una fiesta de mal gusto»

Para Braulio Rodríguez se trata de una celebración "pagana" en la que no hay "buenos sentimientos" y en la que sólo "se asusta y se da miedo"

TOLEDO Actualizado: Guardar
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Al arzobispo de Toledo y Primado de España, Braulio Rodríguez, no le gusta que los chiquillos que corretean alrededor del céntrico Palacio Arzobispal de Toledo le pregunten aquello de “truco o trato” en la víspera del 1 de noviembre, ataviados con ropas oscuras y maquilladas sus caras como muertos vivientes. En su homilía de este viernes, con motivo del Día de Todos los Santos, monseñor Rodríguez calificó la fiesta de Halloween de “mascarada” y de “fiesta pagana de mal gusto”.

Los fieles que acudieron a la Catedral de Toledo escucharon el lamento del arzobispo porque Halloween sea cada vez más popular en España, una fiesta de raíces celtas que para Braulio Rodríguez no tiene “ni sacrificio, ni sermón, ni misa en la medianoche, ni mensaje papal disfrazado de Polémon y tampoco está llena de buenos sentimientos pues no se celebra el amor y la paz. Sólo se asusta y se da miedo. Eso es todo”.

Halloween anticristiana

En opinión del arzobispo de Toledo, Halloween –contracción de las palabras inglesas 'All Hallows'Eve' o Víspera de Todos los Santos- es una fiesta en la que “no hay Dios sino muertos” y no es comparable con celebraciones cristianas “deslumbrantes” como las fiestas de Todos los Santos o los Fieles Difuntos. Según monseñor Rodríguez, “Halloween” puede ser celebrada “por un ateo o un creyente y busca alejarse de la religión y de la fe” mientras las celebraciones cristianas de estos días “desbordan luz, alegría y esperanza pues innumerables hombres y mujeres han entrado en una vía de salvación y de sentido de la vida”.

Por si esto fuera poco, Halloween es, para el arzobispo de Toledo y Primado de España, una fiesta que no fomenta la convivencia familiar ni la amistad porque “no se invita a la familia y los visitantes llaman a la puerta pero no se les hace entrar y se van sin saber quiénes son”.