De izquierda a derecha, Manuel Moure, Orlando González, José Luis Arias, José Antonio Blanco y Juan Carlos Pérez. / Fotos cedidas por el 'Diario de León'
TRAGEDIA EN LA MINA

Las vidas segadas por la mina

Así eran Manuel Moure, Orlando González, José Luis Arias, José Antonio Blanco, Juan Carlos Pérez y Roberto Álvarez

LEÓN Actualizado: Guardar
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Manuel Moure 39 años

Pese a no llegar a los 4o era uno de los mineros más experimentados del pozo Emilio. El tiempo que no pasaba en la mina salía con su mujer de caminata por la montaña, de la que era un auténtico apasionado, según recordaban ayer los vecinos. Hace escasas semanas fue padre de una niña muy esperada por la pareja aunque supusiera el final momentáneo de los paseos por el monte. Se había incorporado hace pocos días tras disfrutar de su baja por paternidad.

Orlando González 44 años

Trabajaba en el turno de tarde del Pozo Emilio, pero la semana pasada cambió de horario. El lunes, mientras bajaba en la jaula (ascensor) hasta los 600 metros de profundidad, le contaba a su amigo Víctor Alcalde lo difícil que se hacían los madrugones. Fue su último contacto con la luz. Residente en Pola de Gordón, vivía con su madre aunque era natural de la vecina Paradilla. Tiene un hermano, estaba soltero y tenía novia. Llevaba 12 años trabajando en la minería.

José Luis Arias 45 años

El más veterano de los fallecidos el lunes. Como a su compañero Antonio, le quedaba pocos días para prejubilarse. Con una niña de 12 años y un niño de seis, recorría todos los días los 90 kilómetros que separan la localidad asturiana de Pola de Lena, donde residía, de Llombera de Gordón para acudir a la mina. Era muy conocido dado que era hijo del propietario de una popular sidrería de la ciudad. Ha sido enterrado hoy mismo en Asturias.

José Antonio Blanco 42 años

Nacido en Robles de la Valcueva (León), estaba casado y tenía una niña. Cada mañana viajaba de León, donde vivía, al pozo Emilio. Cada día 70 kilómetros de ida y vuelta. Le quedaba muy poco para prejubilarse y poder disfrutar a tiempo completo de su familia. De joven empezó a trabajar ayudando a su padre, que era pintor, pero pronto dejó la brocha gorda para bajar a la mina, como su hermano, que también trabajó para la Hullera Vasco-Leonesa.

Juan Carlos Pérez 38 años

No había fin de semana que no viajase de León a su pueblo, Las Ventas de Albares, a 90 kilómetros, para visitar a sus padres. Jovial, familiar y deportista, se casó muy joven y tenía dos hijos de 16 y 13 años. El mayor estudiaba en la capital y ayer en el bar del ayuntamiento lo recodaban con especial cariño. «Qué voy a decir, estamos consternados. Era una persona magnífica, un padrazo», comentaba el exminero Jesús Gutiérrez sobre el vigilante fallecido.

Roberto Álvarez 35 años

Era el más joven de los fallecidos, pero tenía ya una dilatada experiencia en la mina, donde era miembro de la brigada de Salvamento. Natural de Fontanos, del vecino municipio de Garrafes del Torío, sus paisanos le recordaban como «un chaval estupendo». Deja mujer y dos hijos pequeños, una niña de dos años y un bebé que nació este pasado verano. Como recordaba ayer el alcalde de La Pola, «la mina se ha llevado seis proyectos emergentes de vida».