Tremendo dolor en la despedida de los mineros de Pozo Emilio
"Que Dios perdone a los responsables, pero se podía haber evitado", clama en el funeral un familiar de las víctimas
LEÓN Actualizado: GuardarDolor, mucho dolor, y rabia, mucha rabia contra el ministro de Industria, José Manuel Soria, y los políticos presentes, han presidido hoy el funeral por cinco de los seis mineros fallecidos el pasado lunes en el Pozo Emilio del Valle, en Llombera de Gordón, León, por una intoxicación súbita de grisú cuyas causas se están investigando.
El polideportivo de Santa Lucía de Gordón, a pocos kilómetros de la funesta mina de la Hullera Vasco Leonesa, fue un mar de llantos, lágrimas, gritos desconsolados y recuerdos en memoria de Roberto, Carlos, Orlando, Manuel, Antonio y José Luis, a los que el letal gas del carbón les quitó el aliento en el peor accidente minero en 18 años.
Cientos de compañeros mineros de las cuencas asturleonesas, familiares, amigos y vecinos de la comarca de Gordón despidieron a los fallecidos, que serán enterrados esta tarde en sus pueblos leoneses de origen salvo José Luis Arias, el asturiano de Pola de Lena, el hombre en cuyo casco llevaba el lema "nacido para 'currar'", que ya ha recibido sepultura en su localidad natal.
El funeral ha estado presidido por el obispo de León, Julián López, que ha pronunciado una homilía muy sentida al recordar el "tremendo accidente" que ha acabado con la vida de seis personas "brutalmente" arrebatadas a sus seres queridos. "Esto es una valle de lágrimas, de dolor, de consternación. Es difícil explicar estas muertes inesperadas, no por ello menos reales, menos verdaderas", ha asegurado el obispo.
El prelado ha recordado que la "vida humana es un bien demasiado frágil" y que esta fragilidad del ser humano "frente a las fuerza de la naturaleza" es imprevisible, por muchas mejoras en tecnología y seguridad. Mientras pronunciaba estas palabras, con varias menciones al patrimonio y a la importancia del carbón en esta cuenca, algunas madres y hermanos de los fallecidos han tenido que ausentarse de la misa auxiliados por psicólogos y personal de la Cruz Roja, que han permanecido en todo momento pendientes de ellos.
"Por qué"
Y es que la instantánea era muy dura. Los cinco féretros presidían el centro del pabellón y decenas de familiares sentados tras ellos, desconsolados, cabizbajos. En las esquinas una treintena de compañeros del Pozo Emilio, que han portado los ataúdes, y en la grada y en los laterales de la pista el resto de los asistentes. Varios centenares se quedaron fuera del pabellón, en el que no cabía un alfiler.
Al concluir la misa tomaron la palabras dos familiares. El de Antonio Blanco ha dado las gracias a los asistentes y ha recordado la solidaridad de los heridos. Después ha dejado una pregunta en el aire sobre el siniestro: "Por qué". "Que Dios perdone a los culpables, pero se podía haber evitado", ha dicho. Un sentimiento que ha acompañado todo el funeral.
Posteriormente, otro familiar de Roberto Álvarez, quizá su mujer, ha tirado con bala al director del Pozo Emilio y de la Hullera Vasco Leonesa. "Que se sepa. El director le había dicho a los mineros que no tenían cojones para bajar a algunos sitios de la mina. ¿Cómo que no tienen cojones? Más que tú", ha relatado entre sollozos. Posteriormente se despidieron los féretros al son de la canción de los mineros, 'Santa Bárbara bendita', recitada por todos los presentes.