Bale cabecea por delante de un futbolista del Barça. / Alejandro García (Efe)
Fútbol | Primera División

Ancelotti mete con calzador a Bale, de '9', y Morata... a la grada

Sergio Ramos hizo del 'Pepe de Mourinho', el Madrid tiró la primera parte y el galés y el sevillano no jugaron más de una hora

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Carlo Ancelotti prometió valentía en el Camp Nou, pero fue un Real Madrid muy rácano hasta el descanso y, con tal de que Bale fuese titular, el técnico metió con calzador al fichaje más caro de la historia, para hacerle jugar de '9', dejando en el banquillo al discutido Benzema, y a Morata... en la grada. Aunque Bale aún está en plena pretemporada, muy lejos de forma, ya que ha costado 100 millones y que el club deseaba exhibir ante el planeta a su nueva estrella, debía ser titular sí o sí en el clásico. Pero salió rana.

Dado que Ancelotti no está dispuesto a cambiar a Cristiano de posición y no se atrevió a prescindir del jugador madridista que se presentaba en terreno azulgrana en mejor momento, Di María, alineó a Bale de delantero centro. Y, para volver a los tiempos de José Mourinho después de que el Madrid saliese escaldado del Camp Nou con una 'manita', Sergio Ramos hizo de Pepe, de mediocentro defensivo, y al igual que Bale también se estrelló.

Bale sólo estuvo una hora en el campo y Ramos no llegó ni a los 60 minutos. Con ellos en el campo el Madrid dio un preocupante paso atrás, hasta que los blancos reaccionaron tras el descanso, relanzados por los cambios, por una ambición que era obligada, y por unas decisiones más naturales, con cada uno en su puesto. Sin embargo, tras un penalti de Mascherano a Cristiano, el Madrid fue sentenciado por el espectacular golazo de Alexis, que pareció Messi en el 2-0. Con Illarramendi, aun inexperto, en su plaza, y con Benzema en punta. Entonces el Madrid sí jugó y atacó, y Cristiano, que en el período inicial no remató al Barça ni una sola vez, disparó por fin a puerta en el minuto 70 y pudo empatar. Lo evitó Valdés, como lo hizo un minuto después el larguero al trallazo de Benzema.

El Madrid de la segunda parte nada tuvo que ver con el de la primera, tirado a la basura por un equipo echado casi siempre atrás y a la expectativa, a ver si sonaba la flauta de un contraataque que Ancelotti había asegurado que no podía ser un recurso en el Camp Nou. Hasta que el italiano no se percató de sus errores y modificó lo que se le reclamaba, el Madrid estuvo sometido por los azulgrana. Sin embargo, cuando el Madrid rozó la igualada y fue perjudicado por el árbitro, Ancelotti incluso recurrió al canterano Jesé y el grancanario, un joven repleto de talento, respondió con gol. El atrevimiento y la autoridad llegaron demasiado tarde. El italiano sigue enredado y confundiendo a los suyos y el Madrid continúa sin saber a lo que quiere jugar. Ancelotti dispuso un once en función del Barça, y del dinero desembolsado en Bale. Fue un sinsentido que el extremo galés, antes espectacular lateral izquierdo en el Tottenham, jugase por el centro del ataque del Madrid. Y que Sergio Ramos fuese el destinado a destruir y construir en la medular de un equipo huérfano de organización, que ni quiso ni pudo jugar y fue incapaz de oponer algo de resistencia al toque azulgrana en todo el primer tiempo.

Sin Bale ni Sergio Ramos el Madrid ofreció su mejor rendimiento ante un Barcelona menor en el que Messi estuvo nulo y al que le salvaron las genialidades de Alexis y de Neymar, que no deja de crecer y estuvo superlativo en 45 minutos. Al contrario que Bale, que apenas entró en juego y disparó un par de veces a las nubes para regocijo del Camp Nou y del Barça.