Isabel II emula a la reina Victoria

Era la imagen buscada desde que el 22 de julio Jorge Alejandro Luis llegara a este mundo. El príncipe Guillermo acababa de perpetuar la dinastía. La orgullosa bisabuela Isabel II incluso rompió la tradición y pospuso unos días el inicio de sus vacaciones en Balmoral para conocer a quien está llamado, llegado el día, a ocupar el trono que ahora ella ostenta y por el que antes deberían sentarse el príncipe Carlos y el príncipe Guillermo. Pero la foto se hizo esperar. Tuvieron que pasar tres meses, que llegara el bautizo del hijo de los duques de Cambridge, para, ante la cámara del objetivo, posar Reina, heredero, heredero del heredero y heredero del heredero del heredero. Una instantánea histórica. Pero con precedentes. 120 años atrás hay que remontarse para encontrarse con algo igual. Otra reina, esta vez Victoria, la monarca por excelencia de los ingleses, ocupó también asiento para hacerse retratar con quienes luego llegaron a reinar como Eduardo VII, Jorge V y Eduardo VIII.

Sí, la historia del anterior bebé que apareció en aquella foto de hace más de un siglo es bien conocida. Poco podía imaginarse entonces la reina Victoria que aquel niño que aseguraba la continuidad de la dinastía iba a hacer temblar los cimientos de Buckingham. Claro, que tampoco es menos cierto que si Eduardo VIII no hubiera abdicado, los designios de Jorge Alejandro Luis hubieran sido bien distintos. Y los de su abuela, la hoy reina Isabel. Porque sí, a la reina Victoria la sucedió Eduardo VII, más tarde accedió al trono Jorge V y, tras él, Eduardo VIII, que tuvo un reinado que fue visto y no visto, de 325 días. El motivo, su boda con la dos veces divorciada Wallis Simpson, con quien contrajo matrimonio dos meses antes de ser proclamado rey. Este hecho generó una gran crisis a la que se puso fin con la abdicación del monarca. A Eduardo VIII le sucedió su hermano menor, Jorge VI, padre de la actual monarca.