«Somos cobayas de un experimento», lamenta 'El Roto'
Andrés Rábago reúne en 'A cada uno lo suyo' las viñetas que reflejan el final de una era que impone la crisis
MADRID Actualizado: Guardar"Tengo la sensación de que somos cobayas de un experimento social a escala, y que lo que ocurra en nuestro laboratorio será el modelo que se implante en otros países". El diagnóstico es de Andrés Rábago, dibujante y pintor que firma sus demoledoras viñetas como 'El Roto' y que antes lo hizo como 'Ops'. Ha reunido las últimas en 'A cada uno lo suyo' (Mondadori), su peculiar manera de contarnos qué nos pasa y cómo asimilamos los efectos de una crisis que impone un cambio de era. Es la tercera entrega de una serie que crece al hilo del derrumbe colectivo y el cambio de modelo y que alcanzará "al menos" cinco títulos.
"Una viñeta es un concentrado y aquí hay varias que reflejan lo que veo" dice el autor de unos crudos y mordaces editoriales gráficos que se tiene por "optimista" a pesar de la desesperanza que destilan sus dibujos y que tampoco se considera un humorista puro. Asegura Rábago no ser tan nihilista y escéptico como cabe presumir a la vista de sus dibujos. "La desesperación que trasmiten las viñetas no es en ningún caso real. Antes al contrario, si hago este trabajo es porque soy optimista y pienso que las cosas se pueden arreglar". "Pero que nadie me pregunte cuándo" acota. El cómo sí lo tiene claro: "cambiando de perspectiva, que es la única manera de cambiar de horizonte" según dice un joven indignado en la viñeta que cierra el libro.
"No veo una sociedad resignada; sí muy enfadada", asegura. "El susto es diario y cada día esa trama de poderes que mueve los hilos del experimento, que ya se intentó en Grecia, presenta una escena más terrorífica para que la gente tenga miedo y esté más apocada" explica. Confía en la capacidad de cambiarlo todo de los jóvenes y sabe que "otras fórmulas, como la lucha de clases no han funcionado". Lamenta, con todo, el "estancamiento" que nos atenaza y cree que "la reconstrucción llevará mucho tiempo, porque no parece que haya mucha intención de reconstruir".
Totalmente descreído de los políticos, a los que deja en "gobernantillos cuya torpeza es parte de su naturaleza", es también muy escéptico sobre el papel de la monarquía, "que no se puede modificar". "Es un anacronismo que funciona. Si dejara de ser un arcaísmo no funcionaría. La única solución es la decencia y eso es aún más difícil que al modernización", dice de una institución "que llegó a ser útil y que se debe plantear si sigue siendo útil a la sociedad actual".
"El hombre es capaz de mejorar y que hay salida para las peores situaciones; el ser humano puede comprender su errores y modificar su actitudes. Soy en cierto modo una persona optimista que cree que la luz prevalece sobre la oscuridad". insiste un creador atípico que halla sus lecturas favoritas en San Juan de la Cruz y Fray Luis de León.
Errores eternos
"Soy escéptico sólo a veces, cuando la realidad me obliga. Cuando veo que tropezamos en los mismo lugares y cometemos los mismos errores. Descubres entonces que cada generación tiene que comprender por sí misma, que la experiencia pasada no vale, y eso te hace un poco más escéptico. Quizá dentro de un siglo no estemos en el mismo lugar, pero me temo que seguirá habiendo guerra, injusticia y confrontación, y eso no es muy esperanzador» diagnostica. "Básicamente el ser humano mejora con el tiempo, pero siempre hay en el hombre capacidad para el error. Eso será inevitable mientras no nos convirtamos en seres superiores, algo que parece que no va a ocurrir» vaticina.
Nacido en Madrid en 1947, Andrés Rábago es dibujante, guionista, pintor y escenógrafo además de historietista y humorista gráfico, aunque él mismo no se tenga por un humorista puro. "El humor es un ingrediente más de la sátira. Y en la sátira lo más importante no es tanto el humor como la capacidad para ver las cosas desde otro ángulo" es una reflexión recurrente de este dibujante que olvida "siempre" sus dibujos "para ver con más claridad". "Sin esa distancia, el trabajo puede ser panfletario. Lo primordial es hacer que la gente pueda ver las cosas de otra manera" insiste.
Dueño de un genuino estilo y un avasallador radicalismo estético, su carrera arrancó en los primeros setenta. Ha colaborado en publicaciones como 'La Estafeta Literaria', 'Pueblo', 'Hoja del Lunes', 'Triunfo', 'La Codorniz', 'Hermano Lobo', 'Cuadernos para el Diálogo', 'Tótem', 'Madriz', 'Medios Revueltos', 'El Público', 'Diario 16', 'El País', 'El Independiente', 'El Periódico de Cataluña', 'Cambio 16', 'El Jueves', 'Ajoblanco' o 'Tiempo'.
Ha publicado con los seudónimos de 'Ops', tres letras elegidas al azar, y 'El Roto'. También ha firmado viñetas como 'Ubú' o Jonás' y muestra su pintura en exposiciones individuales y colectivas. En 2012 recibió el Premio Nacional de Ilustración que otorga el ministerio de Cultura, guinda institucional a una carrera jalonada una veintena de títulos como 'Los hombres y las moscas', 'El pabellón de azogue', 'El libro de los desórdenes', 'Vocabulario figurado', 'La edad del silencio', 'Viñetas para una crisis', y 'Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión)', su primer resumen gráfico sobre la crisis.
Ha recibido también premios como el 'Quevedos' -que recayó antes en Quino y los desaparecidos Mingote, y Chumi-Chúmez-, el 'Francisco Cerecedo' de periodismo, el de la Asociación Profesional de Ilustradores de Madrid, el de mejor diseño periodístico de la Society for News Design de Estados Unidos, el ADDA, el Internacional de Dibujo en prensa concedido por Courier International en Francia, o el del Salón del Cómic de Gijón.