Anna Orford, jueza de Guinness World Records. / Foto y vídeo: Virginia Carrasco
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«Me encantaría batir el registro de imitadoras de Lady Gaga»

Anna Orford, jueza de Guinness World Records, desvela todos los secretos de las populares marcas

MADRID Actualizado: Guardar
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El afán de superación es uno de los sellos distintivos del ser humano. Saltar más alto, correr más rápido, nadar más lejos... Por ello no es de extrañar que Guinness World Records lleve cerca de sesenta años registrando marcas alrededor del mundo. Las hay para todos los gustos: el hombre más alto, la mujer más gorda, el puente más largo... Resulta casi imposible pensar en algo que no se le haya ocurrido ya previamente a alguien. Y allí donde esto sucede, hay un juez para validarlo. Anna Orford es una de esas afortunadas que se pasan la vida de avión en avión, atenta siempre a las solicitudes que les llegan y rigurosa a la hora de comprobar los registros. De su mano descubrimos todos los secretos del proceso, coincidiendo con la publicación de un nuevo volumen del famoso libro.

- ¿Cómo se convierte uno en juez del récord Guinness?

Hay varios requisitos. Yo entré a trabajar en Guinness World Records porque hablo idiomas. Soy francesa pero hablo inglés, italiano, español y alemán. Hay otros jueces que son especialistas en arquitectura, en coches o en ciencia. Son los dos tipos de requisitos.

- ¿Cuántos jueces del Guinness hay?

Cada persona que trabaja para Guinness World Records puede ser un juez. En total somos unas cien personas en todo el mundo. Pero gente como yo, que viaja por el mundo, somos unas veinte.

- ¿Cuál fue el primer récord Guinness que te tocó validar?

Me acuerdo muy bien de él. Acababa justo de empezar y fue el del hombre más viejo que logró atravesar a nado el Canal de la Mancha. Él tiene 70 años. Nos levantamos alrededor de las dos de la mañana. Empezó a las tres y estuvo diecinueve horas nadando sin parar para comer ni hablar. No hizo nada más que nadar y ni siquiera podía tocar el barco porque si lo hacía, el récord hubiese sido anulado. Al final, el hombre no podía ni hablar, no recordaba si tenía hijos ni nada. Este hombre, que tiene 70 años, nadó en un mar muy frío, con olas muy grandes, y me dije que si él podía hacer eso yo podía hacer cualquier cosa. Nunca lo olvidaré.

- ¿En qué consistió el último al que asististe?

Ha sido esta misma mañana (por el miércoles) en Madrid, pero, desafortunadamente, el récord no se consiguió. Fue el del mayor número de langostinos pelados en un minuto. Pero durante la última semana, también en Madrid, asistí al del megáfono más grande del mundo. Fue impresionante.

¿Qué porcentaje aproximado de intentos de batir un récord tienen éxito?

Pocos, muy pocos. Recibimos alrededor de mil solicitudes por semana y de ellas, apenas diez salen adelante. La gente no se da cuenta de que un récord se tiene que trabajar, requiere entrenamiento.

- Cuando alguien quiere batir un récord Guinness, ¿cómo debe proceder?

Hoy en día es muy fácil porque está nuestra página web, www.guinessworldrecords.com. Hay que hacer la petición por internet. Nosotros pedimos diversa información y examinamos la solicitud, exigiendo una serie de requisitos.

- ¿Cómo se validan los récords?

Si es un récord que ya existe, se tarda muy poco tiempo, unas dos o tres semanas. Si es un nuevo récord, puede tardar más, de dos a tres meses, porque nos hace falta estudiarlo, analizarlo para ver si otra persona lo ha hecho antes. Hay mucha labor de búsqueda en este último caso.

- ¿Cuántos récord Guinness hay registrados actualmente?

Algo menos de 60.000. Desafortunadamente, en el libro cada año salen sólo de 4.000 a 5.000 porque es imposible ponerlos todos. Cuando empezó el libro, hace casi 60 años, éste no llevaba fotos, pero hoy en día está lleno de ellas y no cabe tanto texto. Por eso lo que intentamos es que cada tres o cuatro años cada uno de los récords tenga su turno ya que a los que tienen uno les importa mucho que su marca salga en el libro.

- ¿Cuál es la marca más extraña que te ha tocado registrar?

El de la mujer con las uñas más largas. Lo encuentro un poco extraño porque toda su vida gira en torno a sus uñas. Hay también un hombre de Malasia de unos 50 años, muy delgado, que rompe cocos con un dedo. Hace un montón de meditación, se relaja y después los abre. Una vez se rompió el dedo y tuvo que estar dos años sin poder intentarlo.  

- ¿Alguno especialmente controvertido?

Hay varios polémicos. Por ejemplo, el del hombre más gordo del mundo, no sólo por la marca sino también por su salud. Antes registrábamos algunos, como el de la persona más delgada del mundo, que ya no lo hacemos por razones de seguridad. Guinness World Records intenta ser lo más justo posible y no queremos que la gente haga cosas peligrosas.

- ¿Cuál es el récord más longevo que tenéis registrado?

El lanzamiento más largo de una bola de béisbol. Lleva desde los años sesenta y nadie lo logrado batir. Ni siquiera han conseguido quedarse cerca.

- ¿Se suelen dar muchos casos de personas que tengan varios récords? ¿Hay gente que hace de ello un modo de vida?

Sí. Hay personas a las que les encanta tener récord Guinness. Es el caso de un hombre que vive en Estados Unidos cuya vida gira en torno a esto. Cada día intenta uno nuevo. Tiene una pasión increíble. Él dice que es una forma de intentar ser cada día mejor y tiene alrededor de cien récords. Hay un grupo de personas de todo el mundo que le conocen e intentan batir los mismos récords.

- ¿Este tipo de registros, atraen más a los hombres o a las mujeres?

Lo que ocurre es que los récords, en ambos casos, son muy diferentes. A las mujeres les encanta coleccionar cosas: libros, gafas, zapatos... Los hombres prefieren los retos de fuerza. Pero ahora las cosas están cambiando y las nuevas generaciones de mujeres también intentan batir récords de fuerza. Por eso siempre tenemos dos categorías, como en los Juegos Olímpicos.

- ¿Qué mueve más a estas personas que intentan batir récords: la fama, el afán de superación o la diversión?

Es algo que siempre les pregunto y obtengo tres tipos de respuestas. Hay algunos que dicen que quieren estar en el libro. Otros buscan la fama, pero Guinness World Records no fomenta la fama, sino que es algo que puede pasar más adelante. Hay otras personas que simplemente quieren ser los mejores haciendo algo.

- ¿A ti no te tienta batir algún récord Guinness?

Me encantaría tener uno, el del mayor número de personas imitando a Lady Gaga. Pero nosotros somos como Suiza, tenemos que ser neutrales.

- ¿Cuál crees que es el registro más difícil de batir?

El del hombre más rápido del mundo, que es Usain Bolt. Pero hace diez años jamás hubiésemos podido pensar que hubiese un hombre tan rápido, así que quizás en cinco o diez años habrá alguien aún más veloz.

- ¿Es posible que con el paso de los años los récord Guinness hayan perdido algo de pujanza?

Lo que pasa es que la marca tiene casi 60 años y el mundo cambia. Antes todo giraba en torno al libro y ahora no se venden tantos. Ahora tenemos más YouTube, Internet y programas de televisión para que los récords sean globales. No es que la marca haya perdido terreno sino que el medio ha cambiado.