La peligrosa línea... del placer a la adicción
Una tarde de compras, un chateo a las dos de la mañana o 'machacarse' en el gimnasio durante horas puede esconder un problema de ansiedad
MADRID Actualizado: GuardarUna compra satisfactoria tras un día de estrés, jugar una partida a nuestro videojuego favorito para desconectar, conocer a gente en las redes sociales, ir al gimnasio todos los días, darse un capricho dulce a media tarde... Son pequeñas cosas que logran animarnos después de una dura jornada. Pero, cuidado: del placer se puede pasar al hábito y quizá todo acabe en un problema mayor.
Moraleja: debemos aprender a tener nuestros deseos bajo control. Aunque tener una “pequeña” adicción no es ningún problema –de hecho, nuestro cerebro necesita estímulos placenteros para funcionar–, la alarma se enciende cuando esa actividad, que al principio nos producía placer, pasa a ser un hecho fundamental de nuestra vida. Entonces aparece la angustia que inevitablemente no nos permite disfrutar con lo que antes nos encantaba. (Más información en MujerHoy.com)