Tras las pinceladas de un lienzo
Las investigaciones de Matías Díaz Padrón han permitido atribuir 400 obras a sus autores
MADRID Actualizado: Guardar¿Quién pintó este cuadro? Es la pregunta que más veces ha escuchado Matías Díaz Padrón (El Hierro, 1935) en el último medio siglo. Y ha recorrido medio mundo para contestarla. No en vano, este doctor en Historia del Arte de 78 años es responsable de 400 atribuciones pictóricas. Una vida entera dedicada a averiguar la mano del artista que se esconde detrás de cada obra. Una especie de CSI del arte, donde es necesario escudriñar cada trazo del pincel en el lienzo. Examinar hasta el mínimo detalle la enmarcación. Comparar estilos. Reconstruir la peripecia de esa pintura desde el momento de su creación hasta nuestros días. Todo en busca de pistas -pruebas- para resolver el caso. Y ha resuelto centenares. Copias que resultaron ser originales o imitaciones que no eran tal. Conclusiones que en no pocas ocasiones han generado controversia. «A nadie le gusta que un Rubens deje de serlo», afirma este renombrado experto. Su último hallazgo, atribuir las 'Meninas de Dorset' a Velázquez ha dado la vuelta al mundo. «Incluso en Australia me han dicho que ha salido publicado», explica sorprendido este investigador.
Díaz explica que lo suyo por la pintura no es pasión, que eso interferiría en su labor de investigación «que debe ser lo más racional posible», sino más bien determinación. Quien fuera durante tres décadas conservador del Museo del Prado es uno de los máximos especialistas del arte del siglo XVII y, especialmente, de la pintura flamenca. Tuvo que trasladarse a Madrid siendo un adolescente para iniciar sus estudios de arte en la Universidad Complutense porque en su Canarias natal no tenía esa posibilidad. Admite que su intención no era centrarse en la pintura flamenca. Sin embargo, un profesor le sugirió que se especializase en la pintura holandesa porque en España no se había estudiado demasiado. «En realidad no había nada de esa pintura. Apenas ocupaban un par de páginas en los manuales. Tuve que empezar desde cero», recuerda con una sonrisa al rememorar esos difíciles, pero también emocionantes comienzos.
Y es que ataviado con una cámara de fotos y un cuaderno, Díaz Padrón recorrió museos, iglesias, catedrales y palacios en Bélgica y Holanda para tomar notas e imágenes de los cuadros de Rubens, Rembrant o Van Dyck y así poder analizarlos detenidamente en su casa. Pronto los resultados a tanto esfuerzo empezaron a dar sus frutos. Llegaron las primeras publicaciones de sus trabajos en revistas académicas. A comienzos de los 70 llegó al Museo del Prado como conservador. Allí pudo contemplar de cerca infinidad de obras y bucear en los ingentes fondos de la principal pinacoteca del país.
Pronto llegaron más atribuciones y descubrimientos, como el 'Retrato ecuestre de Carlos I de Inglaterra' a Van Dyck (hasta entonces se tomaba por una copia) o el retrato de Felipe II de Sofonisba Anguissola. Para estos trabajo Díaz compara estilos y consulta los archivos históricos en busca de una mención del cuadro que le ayude a identificar al autor. No descarta técnicas modernas como los rayos X o infrarrojos, pero advierte que estar pruebas no son una panacea. «La tecnología sirve para quien sabe interpretarla», asegura. «Algunos creen que una radiografía les va a decir quién es el autor», lamenta. Considera que estas pruebas deben ser complementarias. Sabe lo que dice. «Fui de los primeros en usar las radiografías de los cuadros en España», sentencia.
Prudencia
Pese a su prolija obra, quienes le conocen dicen que es un hombre muy prudente. Que solo publica sus investigaciones cuando tiene argumentos sólidos y una altísima seguridad sobre sus hipótesis. Él lo relativiza: «Solo aplico el método científico». Aunque la atribución de un Van Dyck o un Velázquez son muy mediáticas y prestigiosas, reconoce que la mayoría de las veces sus investigaciones son a la inversa, es decir, atribuir un cuadro a un pintor de menor categoría con el consiguiente disgusto para su dueño (museo o particular). Lo que ha generado algunos problemas en su trayectoria. «A veces tu conclusión no va a gustar. Tienes que chocar con lo establecido», reconoce con normalidad. Sin embargo, insiste en que nunca ha recibido presiones en sus trabajos.
Estudiando las obras tan concienzudamente, la documentación sobre esos cuadros, Díaz Padrón ha logrado introducirse en la mente de los genios que lo hicieron posible . Sin embargo, si pudiera escoger a uno de estos artistas para tomar un café y hablar se quedaría con Velázquez. «Es el más interesante porque no habla. Apenas hay cartas suyas, o escritos suyos para saber qué pensaba», asegura. «Se sabe que era un hombre tímido, silencioso y cauto», confiesa.
A pesar de su dilatada carrera, Díaz Padrón promete seguir sorprendiendo con nuevos hallazgos y solo lamenta una cosa: «No tendré tiempo para acabar todas las investigaciones».