Víctor Sánchez Belmar, 'BETA TESTER' DE LAS GAFAS DE GOOGLE

«No recuerdo algo como Glass desde el iPhone»

«La privacidad va con la gente no con la tecnología», responde este desarrollador español acerca de este nuevo 'gadget'

MADRID Actualizado: Guardar
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Víctor Sánchez Belmar llega a la carrera. Camisa, vaqueros y gafas de sol. Nada extraño para un emprendedor como él. Sin embargo, pocos minutos después desvela su gran 'secreto' que, a pesar de estar a la vista, pasa desapercibido tras los dos oscuros cristales de la montura que descansa sobre su frente. Este joven español es uno de los 'explorers' de Google, un título tecnológico con el que los de Mountain View han bautizado a los desarrolladores que han tenido la fortuna -previo pago tras el sorteo- de tener antes que nadie unas 'Glass'. El CEO de MashMeTV trabaja desde hace cinco meses y medio con una versión de estas gafas de realidad aumentada a las que todavía les queda un largo recorrido para su llegada al mercado, algo que en los mentideros tecnológicos fechan para el próximo año.

"No recuerdo algo como Glasses desde el iPhone", dice Sánchez tras repetir el 'reflexivo' gesto con el activa este 'gadget'. "Ahora no es tanto qué hace con ellas sino cómo lo haces", agrega. El desarrollador explica que un dispositivo de estas características puede revolucionar un montón de casos de uso gracias al prisma que permite que en el campo de visión del usuario aparezca una nueva 'pantalla' en la que ver la información "en un vistazo". Experiencias educativas, profesionales, consultar una web, ver un vídeo, grabarlo o hacer una videoconferencia... "Creo que va a ser un tsunami", augura. "Creo que va a entrar de frente tanto en sector profesionales como particulares", remacha. Preguntado por el debate surgido en torno a la privacidad -en algún bar estadounidense ya han colocado un llamativo cartel que informa de que está prohibido usarlas en el local-, responde que quién quiera "hacer un mal uso" lo va a hacer de "un teléfono móvil" con el que graba una conversación o "de un boli espía, algo que lleva años inventado y nadie pone el grito en el cielo". "La privacidad va con la gente no con la tecnología", concluye.