FÚTBOL

Muñiz rescata al Madrid en Elche

El asturiano perdonó la expulsión a Ramos y, ya cumplido el descuento, señaló un penalti muy discutido sobre Pepe

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Victoria por la mínima y con sufrimiento en Granada, pobre empate en Villarreal y, anoche, triunfo agónico y polémico en el Martínez Valero. Si el asturiano Muñiz Fernández realizó un arbitraje escandaloso que perjudicó al Sevilla frente al Barça, lo de anoche ya fue de vergüenza ajena a favor del grande. Perdonó en la primera mitad la expulsión a Ramos y, tras el gol de Boakye que hacía justicia de forma provisional, permitió sacar un córner al Madrid ya cumplido el tiempo descuento y señaló un penalti por agarrón a Pepe que provocó un sinfín de protestas. Es cierto que al central luso le sujetaron con descaro, pero él también cogió al adversario.

Más allá del resultado y de los dos nuevos goles de Cristiano, uno de falta y otro de penalti, es una evidencia que este Madrid está en construcción, todavía no gobierna los partidos y padece una barbaridad lejos de casa. Ante un gran Elche, Diego López salvó dos goles en el arranque, Muñiz Fernández perdonó a Ramos y Cristiano, siempre Ronaldo, fue el único que generó ocasiones. El quinto mayor artillero en la historia del Madrid ya ha dejado su sello goleador a todos los equipos que ahora militan en Primera.

Ancelotti alberga dudas. Lógico. Lleva poco tiempo y la sombra de Mourinho es alargada. No es sencillo cambiar de método, de idea y de filosofía en cuestión de semanas. Ahora que los debates sobre la posesión están tan de moda, se ve que este Madrid quiere tener más el balón, llevar la iniciativa y dominar los partidos. Pero jugadores como Di María, Cristiano y Benzemá están hechos para contragolpear y jugar con más espacios. Y el preparador de Reggiolo tiene esa raíz italiana que le permite reconocer que si se puede llegar en tres pases, para qué más. Una sentencia que le servirá de argumento si al final del curso este grupo vuelve a emplearse sobre todo al contraataque.

El dibujo lo modifica con frecuencia el entrenador blanco, aunque últimamente se decanta por el clásico 4-4-2, con Isco escorado a la banda izquierda y Cristiano en punta, junto a Karim. Un sistema que genera controversia. El malagueño adquiere menos protagonismo cerca de la cal que como enganche y el portugués está más acostumbrado a entrar desde atrás, con más espacios para correr. Pero es interesante si el malagueño se viene al centro, el lateral percute, en este caso el reaparecido Coentrao, y Cristiano se mueve sin balón. En todo caso, da la sensación de que el equipo está en fase de aprendizaje, de adaptación. Lo más sorprendente fue ver a Illarramendi en el banquillo a pesar de ser el mejor jugador en el reciente partido ante el Getafe. El guipuzcoano se estrenó precisamente con la Real en este feudo.

Ancelotti ordenó a sus pupilos salir más intensos y lo hicieron porque en los primeros minutos Cristiano intentó un par de disparos y provocó dos saques de esquina consecutivos. Pero de forma paulatina el Elche se creció. No sólo se defendió de forma extraordinaria, con las líneas muy juntas, sino que tocó bien. Los de Fran Escribá dispusieron de tres excelentes ocasiones en el primer tiempo. De esas que no se deben fallar si se quiere puntuar ante un gigante. Diego López, sobresaliente de nuevo, desvió un cabezazo de Lombán y un zurdazo de Javi Márquez. Los ilicitanos buscan percutir sobre Coentrao. Tuvo una más el propio Márquez, pero lanzó en semifallo desde el punto de penalti.

Hubo, de todos modos, una jugada clave. Sergio Ramos, más inseguro de lo habitual en este comienzo de temporada, cometió un par de frivolidades que debieron costarle la expulsión, dejar a su equipo en inferioridad durante casi una hora y perderse el derbi del sábado. Se ganó una amarilla por un exceso de confianza, ya que intentó controlar de tacón y acabó con falta clara, y más tarde derribó a Coro desentendiéndose del balón. Pero el que se llevó la amonestación fue Botía por protestar.

Ya en la segunda mitad, el Madrid tuvo que encomendarse, una vez más, a Cristiano, que lanzó duro pero contó con la colaboración de los rivales para abrir un partido que se le enredaba al poderoso. El luso marcaba en el único estadio de Primera que le faltaba y superaba los 208 goles de Hugo Sánchez. Solo tiene por delante a Puskas, Santillana, Di Stéfano y Raúl. El Elche no bajó los brazos pero ya no era lo mismo. Escribá buscó más movilidad con Fidel y Boakye y Ancelotti respondió con más equilibrio defensivo al situar a Illarra en lugar de Isco. Atacaba bien el Elche, movía el balón de un lado a otro como dicen los manuales. Para asegurar más en defensa, Ancelotti retiró a Modric y reforzó la zaga con Carvajal. Ese toque italiano inevitable le costó que el Madrid se encerrase y el Elche empatase cerca del final. A partir de ahí, el modesto se sintió expoliado. Una Liga bipolar.