Cinco años sin los ojos azules de Paul
El 26 de septiembre del 2008 un actor humilde y que nunca se vio como un grande dejó huérfano el cine
MADRID Actualizado: Guardar"Un tipo que intentó ser parte de su tiempo, que intentó que la gente se comunicara con los demás, que buscó algo de decencia en su propia vida, que quiso crecer como ser humano. Alguien que no es conformista, que no transige", así quería ser recordado el hombre que se convirtió en timador de carreras de caballos, heredero millonario incapaz de asumir responsabilidades, jugador de billar, o en un pistolero que en compañía de Robert Redford decidió asaltar los bancos del estado de Wyoming y el tren-correo de la Union Pacific.
Paul Newman era un artista humilde que nunca se vio como un grande, siempre se empeñó en evitar que se le etiquetará como el guaperas del cine, y prefería que sus actuaciones fueran las que brillaran. “Me gustaría que la gente pensara que hay un corazón, un talento y un espíritu de acción más allá de los ojos azules de Paul Newman”. El 26 de septiembre hace cinco años que uno de los galanes más carismáticos de Hollywood se marchó, y con él una penetrante mirada azul imposible de olvidar. Falleció en su casa de Connecticut en compañía de su familia, como era su deseo, y alejado de la gran pantalla debido a un cáncer de pulmón que se lo llevó a los 83 años de edad.
De padre judío y madre católica, Paul Leonard Newman nació en Cleveland en el seno de una familia que luchaba por salir delante. Su sueño de convertirse en piloto militar, se desvaneció por ser daltónico, y gracias a ello pudo ingresar en Yale para realizar sus estudios de interpretación que le valieron los mayores galardones del séptimo arte. Entre ellos el Bafta de Mejor Actor de 1962 por 'El buscavidas', el Oso de Plata del Festival de Berlín de 1994, el premio al mejor actor de Cannes de 1958 por 'El largo y cálido verano”, tres Globos de Oro y tres Oscar, entre ellos el honorífico por toda su larga carrera.
Admirado y respetado a partes iguales por la crítica y el público, escapó de la etiqueta de galán con la que entró en el cine en los años 50. Su debut en el cine con 'El cáliz de plata', fue calificado por el mismo como la película más ridícula de la historia. Tal fue su bochorno que pidió disculpas en un artículo escrito en la revista 'Variety'. Pero esos nefastos inicios quedaron en el olvido con actuaciones memorables junto a grandes actores de la talla de Robert Redford, Elizabeth Taylor o Joanne Woodward, la mujer con la que compartiría toda su vida.
Pasión por los coches
Su faceta privada estuvo marcada en dar voz a los menos favorecidos. Para ello creó la Fundación Scott Newman, destinada a proteger a las víctimas de la droga, en honor a su hijo que falleció por sobredosis. Su preocupación se extendió también a los más pequeños, a quienes ayudó participando en diversas iniciativas sociales que le fueron recompensadas con el nombramiento de 'Padre del año' por Unicef. El actor ha dejado además Newman's Own, el imperio de las salsas que destina todos los beneficios a la labores benéficas.
Pero el cine no fue todo en su vida. Su pasión por los coches de carreras le llevó a correr en 1979 las 24 horas de Le Mans al volante de un Porsche 935. Fue una experiencia única que no se le dio mal, ya que logró un magnifico segundo puesto. Una pasión que quedó también reflejada cuando puso voz a Doc Hudson en la película de Disney 'Cars'.
Con más de 60 películas, con Paul se marchó una manera diferente de ver y de hacer el cine. Logró ser mucho más que un rostro bonito que quedaba bien delante de la cámara. Fue actor, director, productor y guionista que en mayo de 2007 decidió que ya había llegado la hora de retirarse de los focos y dejar paso a los nuevos talentos. "No tengo la capacidad para seguir actuando aunque quisiera. Empiezas a perder memoria, imaginación y confianza. Es como un libro cerrado". "Hace 25 años no podía andar por la calle sin ser reconocido. Ahora me pongo una gorra y nadie sabe quién soy. ¿Soy feliz así? Por supuesto”. Como dijo su amigo Redford "mejoró mi vida y a este país".