ESCÁNDALO EN GÉNOVA

Bárcenas y Páez llegaron a las manos semanas antes de que el gerente saliese del PP

El extesorero, que lo había fichado en 2008, lo acusó de traicionarle al despachar directamente con Dolores de Cospedal

MADRID Actualizado: Guardar
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Gritos, amenazas y empujones. Este fue el epílogo de la relación entre Luis Bárcenas y Cristóbal Páez, que durante seis años fue el hombre de confianza del extesorero en el área económica del PP, hasta el punto de nombrarlo gerente del partido en 2008. Incluso llegaron a la manos en marzo de 2010, semanas antes de que comenzara a pergeñarse la salida de ambos del PP, según desvelan fuentes del partido presentes en la discusión que tuvo lugar en la sexta planta de la sede nacional del PP, en el número 13 de la madrileña calle Génova, donde ambos compartían despachos contiguos. Fueron separados por varios de sus colaboradores.

No era la primera vez. Bárcenas y Páez se habían enzarzado antes en más de una discusión altisonante. «Era vox pópuli en toda la 'casa' (como los trabajadores del PP llaman coloquialmente a las instalaciones de la calle Génova) que las relaciones entre los dos se habían tornado imposibles, lo que extrañaba mucho porque llegaron a ser uña y carne», comenta un ex alto cargo popular.

Es más, el extesorero tuvo que calmar los ánimos en varias ocasiones entre los empleados del PP, que se quejaron de los modos de Páez, mucho más «autoritario y casi hiriente» que Bárcenas a la hora de comunicar decisiones laborales como el despido o el traslado de personal administrativo. Hasta en eso cambió el gerente. En una comunicación interna que envió a toda la plantilla de la sede nacional del partido a modo de despedida, el 30 de junio de 2010, intentó explicar que su forma de actuar obedeció en todo momento a un intento de cumplir de manera «escrupulosa» con la legalidad. En esta misma misiva agradeció a «quienes me han honrado con su amistad, apoyo o sencillamente respeto». Una imagen muy alejada de la de hombre «altivo», como lo recuerdan otros.

La falta de química entre María Dolores de Cospedal y Bárcenas y, sobre todo, la imputación inicial del extesorero en el 'caso Gürtel', en junio de 2009, propiciaron que Páez comenzase a despachar sin intermediarios con Cospedal e, incluso, con Rajoy. Dos circunstancias que irritaron de manera notoria a Bárcenas, que se sintió traicionado por su delfín. Tal fue la inquina y el distanciamiento que Bárcenas puso como una de sus condiciones irrenunciables para su marcha que el propio Páez abandonase el partido.

El extesorero se enteraría más tarde que, como informó el diario 'El Mundo', Cristóbal Páez llegó a cobrar una indemnización mucho mayor que la suya.

El gerente, que estuvo seis años en la nómina del PP, percibió 350.000 euros «por una extinción laboral convenida» mientras que Bárcenas, con casi 30 años trabajando para la dirección popular, obtuvo 256.000 euros, aunque es cierto que reclama más de 800.000 en el conflicto por despido improcedente que tiene planteado en un tribunal de Madrid. Páez, que reside actualmente en Argentina, intentó el pasado 13 de agosto no agraviar a Bárcenas durante su declaración como testigo ante el juez Pablo Ruz.

De hecho, llegó a reconocer dos pagos en negro por importe de 12.000 euros, con lo que parcialmente respaldaba la tesis de su exjefe sobre la existencia de una doble contabilidad en la formación popular. Una revelación que sorprendió hasta la propia Cospedal que, según fuentes jurídicas presente en su declaración, habría constatado que Páez le confesó en varias ocasiones su enfrentamiento con Bárcenas. Otras fuentes del PP recuerdan cómo Páez mostró a alguno de sus colaboradores más allegados varios correos electrónicos de Bárcenas en los que le amenazaba directamente. La investigación judicial sobre la fortuna que amasó Bárcenas y sobre la presunta contabilidad B del PP continuará en septiembre ajena a estos avatares internos en el PP.

«No dramáticos»

Un sumario judicial que condiciona la acción política del partido. Hasta el momento, todo son especulaciones sobre si Mariano Rajoy hará o no cambios sustanciales en su armazón política. «No creo que vaya a haber remodelaciones dramáticas en el Gobierno ni en el partido», apuntó ayer Carlos Floriano, vicesecretario de Organización del PP. Floriano, en cualquier caso, se apresuró a apostillar que cualquier movimiento interno estará tutelado por María Dolores de Cospedal. Dramáticas o no, lo cierto es que desde la propia dirección del PP se ha filtrado que habrá una puesta a punto con el objetivo de retomar la iniciativa política. En lo que sí coinciden los principales dirigentes populares es que el cómo y el cuándo solo lo sabe Rajoy, que ayer reanudó su trabajo de despacho en la Moncloa.

El jefe del Ejecutivo y líder del PP presidirá el 2 de septiembre el comité ejecutivo nacional del PP, máximo órgano del partido entre congresos. Se trata de una reunión ordinaria, según fuentes del partido, pero que atesora mucha relevancia porque será la primera tras la comparecencia de Rajoy ante el Congreso para explicar el escándalo Bárcenas y, sobre todo, tras las declaraciones como testigo ante el juez Pablo Ruz tanto de Cospedal como del vicesecretario de Política Local y Autonómica, Javier Arenas, cuyas transcripciones oficiales se podrían conocer a finales de esta semana.