Un cuadro de familia
Las altezas serenísimas del Principado de Mónaco escriben con la boda de Andrea otra página en la historia de esta familia real de telenovela
MADRID Actualizado: GuardarHollywood ha decidido resucitar a Grace Kelly. En hora y media, Nicole Kidman se mete en la piel de la actriz reconvertida en princesa para retratar algunos años de la vida de la que fuera esposa de Rainiero de Mónaco. El matrimonio, como se sabe, tuvo tres hijos y… Bastante más de noventa minutos se necesitan si se abre el abanico y se decide contar la historia de esta familia. Porque sí, porque las altezas serenísimas del Principado (ese es su tratamiento), juntos o por separado, son dignos de ganarse la vida como inspiración para guionistas de telenovela. 'Cristal', 'Abigail', 'Agujetas de color de rosa', 'Pasión de Gavilanes'… Se quedan en nada al lado de la Familia Real monegasca.
Ahí va la trama de ‘Un cuadro de familia’, que bien podría ser el título de este culebrón que tendría como cabecera una imagen oficial de la familia al completo en el balcón del palacio de los Grimaldi. Para empezar, habría que recordar el romance entre el príncipe ya reinante, que iba para mayor y seguía soltero, con la rubísima actriz hollywoodiense. ¿Flechazo? De él se entiende, de ella… mejor dejarlo en esos puntos suspensivos. El caso es que la bellísima Grace (Gracia tras su matrimonio) dijo sí quiero a un hombre no demasiado agraciado, más bien tirando a bajito y que tenía, eso sí, el mérito de gobernar un paraíso (fiscal). Como en los cuentos, se casaron, comieron perdices y… Tuvieron a Carolina, Alberto y Estefanía. Que lo de la felicidad es otra cosa. La princesa Gracia salió de escena demasiado pronto, tras una muerte accidentada y prematura que marcó para siempre los designios del Principado, que dejó a un príncipe triste y a unos hijos descolocados. Eso sí, antes tuvo tiempo a tragar saliva al ver cómo su hija mayor, la glamurosa Carolina, se casaba con quien ella no quería, con un playboy llamado Philippe Junot. Una boda que se fue al traste dos años después. Ese sería el momento, quizás, de iniciar el relato telenovelesco. Lo demás, lo que pasó antes, lo ya contado, es fácil de intercalar entre escena y escena.
Y es que, a partir de aquí, todo es una sucesión de acontecimientos que cualquier productora desecharía si un guionista le presenta tal folletín. Y lo rechazaría porque es tan rocambolesco que parecería falso y sin posibilidades de que alguien se creyera que una Familia Real (con mayúsculas, que se entiende son ejemplo para sus súbditos) estén tan… la palabra es fuera de órbita. Bueno, pues ya tenemos a la mayor de los hijos divorciada, con depresión, alternando por las noches con unos y otros; al segundo, al varón, al heredero, al que colocan a las primeras de cambio el cartelito de homosexual, y a la pequeña, eclipsada por la belleza de la primogénita, que no se sabe muy bien a dónde va. Y estos son los actores principales, los protagonistas de las tramas.
Después de más de 3.454 capítulos, como poco, y transcurridas tres décadas desde la desgraciada muerte de la matriarca, la telenovela ya habrá desvelado que Carolina volvió a encontrar el amor, que se casó con Stéfano Casiraghi. Y que tuvo tres hijos, ilegítimos a ojos de la Iglesia ya que el Vaticano se negaba a darle la nulidad de su primer matrimonio; por lo tanto, sus vástagos estaban fuera de la línea sucesoria. Pero ellos eran felices, hasta que… Zas… Siete años después, el millonario italiano fallece al volcar su embarcación a altísima velocidad. Al menos, pese a que Casiraghi no llegó a verlo, el Papa cedió y acabó reconociendo como legítimos a Andrea, Carlota y Pierre. De ahí que el primogénito sea hoy el primero en la línea de sucesión al trono del Principado monegasco, después, claro, de que su madre renunciara a sus derechos.
Carolina aún dará más juego en esta trama de telenovela al enamorarse de Ernesto de Hannover, un amigo de la infancia, quien rompió su matrimonio de años para desposar a la princesa monegasca. Se casó embarazada y tuvieron otra niña y un montón de follones por las aficiones nada recomendables del príncipe alemán. De la noche a la mañana, Ernesto desapareció de las fiestas, del balcón de palacio y de la vida de la primogénita de Rainiero y Gracia. Y juego, mucho juego, dan sus hijos. Andrea, el que este sábado se casa, ya es padre de un niño, Sacha. Carlota, soltera y joven, está embarazada de un actor quince años mayor que ella… A Pierre y a Alejandra, démosle tiempo.
De Alberto, del príncipe de Mónaco, qué decir. Se casó superada la barrera de los cincuenta, con una novia nadadora. Los rumores de homosexualidad nunca le abandonaron pero, de pronto, le salieron dos hijos, que él reconoció. Son ilegítimos, claro, no pueden aspirar a suceder a su padre por ser fruto de relaciones no bendecidas. Y vamos, que con él tampoco se cumplió eso de… fueron felices… porque desde el día de la boda con Charlene están en boca de todos por la forma en la que llevan el matrimonio y, lo más importante, porque el heredero no llega.
De la pequeña, de Estefanía, pues… Otro folletín. Se la conoce como la princesa rebelde. Han pasado tantos guardaespaldas por su vida que… Resulta hasta difícil saber de quiénes son unos hijos y otros. La princesa acompañaba a Gracia el día de su muerte en el trágico accidente de tráfico. Lo pasó francamente mal. Se refugió en la música, en los brazos de varios hombres y cayó rendida ante Daniel Ducruet, de profesión guardaespaldas. Se casaron después de tener dos hijos en común y el matrimonio se fue al traste al ser pillado él con otra en una actitud que no dejaba lugar a dudas: se la estaba pegando a la princesa monegasca. Tuvo una tercera hija, con el nuevo guardaespaldas; más tarde se fue a vivir a una caravana para afianzar su relación con un domador de elefantes y, para formalizar su amor por el circo, hace una década se casó con un acróbata portugués con el que apenas duró un año.
Y todo esto es el trazo grueso de la historia, que si se rasca un poco más… Hasta Ana Obregón tendría varios capítulos. ¿Es o no es esta familia fuente de inspiración para guionistas de telenovela?