El Bayern caza en los penaltis una Supercopa vibrante
El Chelsea superó una prórroga con diez jugadores pero terminó sucumbiendo a la fe alemana
Actualizado: GuardarPraga vivió un duelo épico con ingredientes de grandes duelos de Europa. A pesar de un inicio anodino y tenso, el choque evolucionó hasta la épica con la mejora de los contendientes. El Chelsea erigió una línea defensiva adelantada, se agarró a la velocidad y calidad de sus atacantes y hasta se adelantó cuando disponían de un jugador menos en la prórroga. El Bayern apostó por el toque corto y la posesión de Guardiola pero fue el pedigrí alemán, el de la fe hasta el último segundo, el que permitió forzar la tanda de penaltis con un gol en el último minuto del partido. El desequilibrio solo pudo alcanzarse en los penaltis, cuando en el último lanzamiento de la tanda Neuer adivinó el disparo de Lukaku.
Partió el Chelsea más atrevido de lo esperado. Con sus atacantes repartidos para presionar en el campo contrario, los defensas del Bayern se asfixiaron. Dante y Boateng se vieron obligados a encontrar las vías que deberían haber iniciado Kroos y Lahm y se cegaron. La táctica de Guardiola se colapsó porque los centrocampistas alemanes no recibieron ningún balón preparado para la distribución. La estrategia logró la sorpresa esperada porque los británicos se manejaron con la velocidad como argumento y lograron un premio temprano con un vertiginoso contragolpe delineado por Hazard, Schürrle y Fernando Torres que terminó con un disparo del español al fondo de la portería. A un toque, con lanzamientos como flechas y la puntería del fuenlabreño el Chelsea aportó un primer paso para el triunfo.
El tanto en contra y la confianza de los ingleses hundieron a los alemanes en arenas movedizas. Todavía en período de aprendizaje del juego a pocos toques y a una velocidad alta, los germanos se atoraron en cada jugada. Solo cuando Kroos comandó los ataques mejoró el aire del Bayern porque aplicó su visión para idear los espacios y los cambios de ritmo necesarios para superar la tupida telaraña defensiva colocada por los ‘blues’. Debieron emplearse con paciencia y perseverancia los de Guardiola al tiempo que el Chelsea les amenazó con algún contraataque. Ribéry probó desde fuera del área y Müller encontró algún pasillo de los que suele fabricar, pero ninguno de los dos se mostró acertado como en ellos en suele ser habitual.
Sin embargo, el buen trabajo defensivo y la ventaja en el marcador adormilaron al Chelsea después de salir de los vestuarios. Fue Ribéry quien aprovechó la circunstancia para enviar otro disparo desde fuera del área que Čech no anticipó y terminó en gol.
El nuevo escenario reforzó la iniciativa del Bayern y Guardiola decidió fortalecerlo con la incorporación de Javi Martínez al centro del campo para devolver a Lahm al lateral derecho. Los bávaros inclinaron el campo y rondaron la portería rival con la ayuda de las posiciones más retrasadas de los británicos. Pero el exceso de confianza pudo costarle demasiado caro a los alemanes porque en su afán por sacar el balón con tranquilidad Dante provocó un cataclismo. Un nuevo error del defensa ofreció a Oscar un cara a cara con Neuer que no acabó en gol porque el brasileño no levantó la cabeza y chutó al lado al que el portero se había vencido. Entonces el equipo de Mourinho descubrió que esa era la debilidad de los alemanes y se abalanzaron para arañar cualquier fallo de la línea defensiva germana.
Con los ‘blues’ apostados como carroñeros y el paso adelante del Bayern los últimos minutos ofrecieron más de juego y menos de estrategia. Se sucedieron las llegadas a una y otra banda, se multiplicaron las chispas en cada choque y la cercanía del pitido final aceleró el ritmo del enfrentamiento. Torres dejó a Javi Martínez con cojera después de un pisotón, Ivanović cabeceó un saque de esquina al larguero, Neuer efectuó una parada increíble a un cabezazo de David Luiz y solo la expulsión de Ramires frenó la aceleración final y condenó la Supercopa a la prórroga.
El pistoletazo de salida del tiempo extra repitió pautas pero con los papeles cambiados. Los confiados alemanes recibieron sin tensión a sus adversarios y el habilidoso Hazard creó un gol gracias a la sucesión de errores de los defensores de Guardiola. Desde entonces, la tarea del Bayern consistió en buscar algún hueco. Cuando Javi Martínez y Mandžukić ganaron el espacio aéreo azul se toparon con la buena actuación de Čech. Cuando cayó un balón en el área pequeña a Shaquiri se le abalanzó Cahill. Cuando Ribéry lanzó una falta con destreza el guardameta del Chelsea se estiró para evitar el tanto en la misma línea. Pero en la última jugada, en el primer minuto añadido, apareció el gen alemán, el de la tozudez y la búsqueda del gol hasta el final. Un balón colgado al área cayó a los pies de Javi Martínez y el español logró el empate.
En los penaltis, Lukaku cerró la tanda con un error que permitió al Bayern ser el primer equipo alemán que vence en ocho torneos disputados por germanos. Por su parte, Guardiola logró su primer título con el equipo alemán, aunque con un estilo más cercano a la tradición germana que a la idea que desarrolló en el Barcelona.