El secreto para 'desconectar' en vacaciones
La tecnología impide descansar por completo en verano, especialmente entre los adolescentes
MADRID Actualizado: GuardarLas nuevas tecnologías pueden provocar que en vacaciones no se llegue a desconectar tanto como se desearía, especialmente en el caso de los niños y adolescentes. Da igual lo lejos que se viaje. Teléfonos móviles y tabletas digitales mantendrán siempre a uno cerca de la rutina del resto del año, un papel en el que las redes sociales sobresalen. Es una ventaja, sin duda, pero en dosis excesivas puede llegar a ser perjudicial. “La llegada de la tecnología y sobre todo de los smartphones y del acceso móvil a Internet suponen un reto interesante para todos: mayores y pequeños”, advierte la profesora Charo Sádaba, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
Sádaba lanza una serie de cuestiones al respecto: “¿Estamos realmente descansando?, ¿cómo podemos lograr que la tecnología nos ayude a este propósito?, ¿cómo pueden los padres y las madres mediar en la relación entre sus hijos adolescentes y estas pantallas cuando no hay tareas o colegios a los que acudir como excusa?”. Como respuesta la profesora aconseja “huir de hacer de ‘compartir’ una actividad profesional”.
Esta limitación, destaca, resulta especialmente importante para los adolescentes: “Son muy conscientes de lo importantes que son sus amigos, su grupo de iguales, lo que explica su necesidad de estar en continuo contacto con ellos”. Y en ocasiones durante el verano el único modo de hacerlo es a través de la tecnología. "Pero también las relaciones familiares lo son y esto no siempre lo tienen tan claro porque muchas veces las dan por hechas. Pasar el tiempo con los hermanos o primos, hablar con los abuelos o los tíos, forma parte de la construcción de la identidad y de la propia historia y hay que hacérselo ver y enseñarles a disfrutarlo", recalca la docente de la Universidad de Navarra.
Para combatir esta dependencia de las nuevas tecnologías Sádaba aconseja animar a los adolescentes a dormir sin el móvil cerca o a darse un baño o un paseo por la montaña sin preocuparse de que el móvil se moje o se pierda dejándolo en casa. “Aprovechar esos momentos para hacer algo que nos guste, o para averiguar qué otras cosas nos atraen”, recomienda.
Por último, Sádaba insiste en que no se puede perder de vista el valor del ejemplo. “Tendemos a fijarnos en lo que hacen los menores y a criticar su excesivo uso de la tecnología. A veces olvidamos que nosotros también lo estamos haciendo”, concluye.