MADRID

El Campo de la Cebada: algo más que un agujero de hormigón

“No es importante por lo que hay físicamente, es por toda la ingeniería social que se ha construido a su alrededor”

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El proyecto Campo de Cebada, situado en el solar del antiguo polideportivo de La Latina, ofrece cada año a todos sus vecinos, multitud de actividades culturales de manera gratuita. “Tenemos un huerto urbano, hacemos talleres de construcción, todo tipo de eventos culturales, música, cine, proyecciones…”, asegura Florentino García, vecino y miembro del proyecto. Entre las más admiradas se encuentra el campus de cebada, una universidad popular donde, durante un fin de semana, cada vecino explica en media hora qué sabe hacer y cómo hacerlo. Otra de las actividades que más público atrae cada año, es la representación de la ‘superproducción’ Don Juan Tenorio, “donde las colas dan la vuelta alrededor de toda la manzana”, afirma entre risas Manuel Pascual, vecino y miembro activo del proyecto.

El proyecto surge con el derribo del polideportivo municipal de La Latina, cuando vecinos del distrito centro deciden agruparse para aprovechar el espacio con finalidades deportivas, artísticas, culturales y sociales de manera gratuita y para todos los públicos, desde los vecinos más jóvenes de Madrid hasta los más mayores. “En el campo de Cebada no se puede cobrar por nada”, garantiza Pascual. “Desde que entramos aquí intentamos que no se convierta esto en un gueto de ningún tipo de gente. Aquí hay desde los más ocupas, hasta los más reaccionarios, todo tipo de gente, somos vecinos”.

Ganadores de la Bienal Española de Arquitectura, de los Golden Nica, y finalistas del Premio de Espacio Público Europeo, donde el Campo de Cebada es considerado casi el único candidato a mejor espacio público a nivel estatal.

A pesar de los conflictos y problemas con los que los coordinadores se encuentra a diario, entre los que destaca la falta de financiación, el proyecto sigue creciendo hasta llegar incluso a albergar a más de trescientas personas en una de las últimas proyecciones de su cine de verano. “Cuando puse el proyector y me di la vuelta, me asusté”, bromea Yolanda Pérez, vecina y encargada del cine de la cebada. Echar raíces entre la gente y alimentar la cultura podrían considerarse los pilares de este proyecto. “La riqueza que se ha conseguido en tres años en el barrio es incomparable”, mantiene Pascual. “Lo que se ha creado aquí ya no puede morir”.