La atleta española Úrsula Ruiz. / Alberto Estévez (Efe)
MUNDIALES DE ATLETISMO

Una medalla para ‘Superlópez’

La marcha no falla y el murciano acaba tercero en unos duros 20 km

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Miguel Ángel López no se anda con rodeos. Cuando se ve capaz de hacer algo lo dice. Aunque deje al de enfrente con los ojos como platos. En su grupo de entrenamiento, en Cieza, ya lo conocen. Aunque no siempre fue así y al principio, hace diez años, sorprendía a todos por su sinceridad. Hace unos días le hizo una fotografía con el móvil a las ‘zapas’ azules y lanzó un tuit: «Estas son las zapatillas que me van a llevar al podio en Moscú». Y llegado el día, las zapatillas le llevaron hasta la medalla de bronce en los 20 km marcha. Aunque, claro, no fue tan sencillo como escribir 140 caracteres.

El marchador murciano triunfó gracias a su sangre fría. En una carrera como las que se están celebrando en este Mundial fuera del estadio, con temperaturas próximas a los 30 grados, quizá 40 más en el asfalto, y ni un mísero árbol que dé sombra, hay dos opciones: arriesgar o conservar. López, 25 años, todavía en crecimiento a pesar de su quinto puesto hace un año en los Juegos, prefirió dejar hacer a los valientes, esperar y lanzarse a por las medallas en los últimos cinco kilómetros.

Su apuesta conservadora tuvo un premio de bronce en los 20 kilómetros más lentos desde Osaka 2007, donde hubo más humedad y más calor. Miguel Ángel López, un fino marchador de exquisita técnica, que cruzó la meta sin un solo aviso, se benefició de la tarjeta roja que vieron primero el chino Wang, bronce en Londres, y luego el guatemalteco Barroso, subcampeón olímpico, quien tuvo que aguantar el gesto inaudito del chino Chen, que alzaba el brazo porque aseguraba la plata por detrás del ruso Aleksandr Ivanov (1:20.58).

López era el más fuerte del grupo perseguidor y avanzó hasta la tercera plaza. Ya en el estadio, sin opción de cazar a sus rivales, boqueando, amarró este bronce que es la primera medalla de la selección en Moscú y la decimosexta de España en la historia de los Mundiales.

Miguel Ángel López celebró el podio con su entrenador, José Antonio Carrillo, que estaba en Moscú gracias a que el responsable de la marcha en España, Santi Pérez, renunció al viaje para que pudieran viajar este entrenador y José Antonio Quintana, que dirige a cuatro de los marchadores, incluido Álvaro Martín, que acabó 24º, muy por delante de Francisco Arcilla (43º).

Unido a su madre

Miguel Ángel López, que se colgó el bronce en el mismo estadio donde Jordi Llopart fue subcampeón olímpico en 1980, llegó a la marcha por osadía. En su club, siendo un niño, faltó uno de los marchadores y preguntaron si alguien quería sustituirle. Ahí empezó el camino de un atleta que se forjó junto a Francisco, su descubridor, en el club de Llanos de Brujas desde los 12 años.

Desde el principio se vio que tenía una facilidad asombrosa para marchar. Un diamante que debía pulir el sabio de la marcha en Murcia, José Antonio Carrillo, el hombre que en 2005 ya llevó a Juanma Molina hasta el bronce del Mundial de Helsinki, y que ha formado a cuatro olímpicos. Molina conoció a López en una concentración que hubo en Murcia en 2002. «Ya se veía que técnicamente era espectacular», recuerda. Eran los tiempos en los que el reciente medallista veía al más veterano como a un ídolo. En cuanto coincidieron, le pidió una foto. «Pero Miguel Ángel es muy serio y muy introvertido y cuando llegó al grupo tardó un año y medio en decirme que tenía una foto conmigo», reconoce.

Molina no solo fue su compañero, ahora es su maestro. Porque el exatleta es el profesor de una de las asignaturas de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, la carrera que López estudia en la UCAM, el patrocinador que comparte con Mireia Belmonte y con Eusebio Cáceres, la otra gran opción de medalla de España.

El marchador vive en Llano de Brujas, una pedanía de Murcia, con su madre y su hermana. Lopez está muy unido a su progenitora, separada de su padre, especialmente desde principios del año pasado, cuando esta guardia jurado fue intervenida dos veces de unos problemas de corazón. En esta población sale a marchar todos los días por el carril que discurre junto al río Segura y que el alcalde pretende ponerle su nombre. Dos o tres días a la semana se desplaza a Cieza para trabajar en el gimnasio y pulir la técnica con Carrillo, «el artesano», como le llama Juanma Molina.

Natalia, a semifinales

Natalia Rodríguez, con un amplísimo recorrido en el atletismo, tiró de oficio en las serie de 1.500 metros. La tarraconense evitó los habituales roces en estas eliminatorias y en la última vuelta se colocó entre las primeras para relajarse en la recta al verse entre las seis primeras (fue quinta) que tenían un puesto asegurado en las semifinales del martes. Úrsula Ruiz estuvo muy lejos de sus mejores registros y no superó la clasificación en lanzamiento de peso con un mejor lanzamiento de 17,14.

La tarde dejó un poso de decepción al quedar descolgado Kevin López en su semifinal de los 800. El sevillano no se encontró en Moscú y después de superar las series por los pelos se despidió en la segunda carrera (1:52.93), igual que Luis Alberto Marco, más combativo, que entró quinto (1:46.75), aunque también se quedó fuera de una final de 800 metros en la que no habrá ningún keniano por primera vez desde 1983. La jornada de los españoles la cerró Aauri Lorena Bokesa, sexta en su semifinal de 400 con un buen registro (51.94), aunque eliminada.