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Ajuste de cuentas en Miami

Real Madrid y Chelsea se enfrentan en un partido con mucho morbo con deudas pendientes entre algunos jugadores blancos y Mourinho

MADRID Actualizado: Guardar
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El que debería ser un partido más de pretemporada entre dos grandes equipos que afinan su estado de forma en un torneo amistoso en Estados Unidos de cara al cercano inicio de sus respectivas ligas, se ha convertido en el choque más morboso del verano. El interés de la final de la International Champions Cup que disputarán el Chelsea y el Real Madrid se repartirá entre el campo y los banquillos, sobre todo el banquillo inglés.

Todo lo que pase en el encuentro se analizará con el técnico del conjunto londinense como punto de partida. José Mourinho se enfrenta por vez primera al Madrid y a muchos de los hombres que estuvieron a sus órdenes en el club blanco. Los problemas, enfrentamientos y cruces de declaraciones que mantuvo con algunos de ellos han dejado cuentas pendientes que más de uno espera que se cobren durante este duelo preparatorio, que se disputará esta noche en el Sun Life Stadium de Miami a las 21.00 horas (03.00 horas del jueves en España).

Los focos apuntarán directamente al luso desde que salte al campo. En los instantes previos se contarán los saludos de sus ex jugadores. ¿Quién le abrazará cordialmente? ¿Quién le ofrecerá su mano con corrección? ¿Quién no cruzará una mirada, le dedicará un guiño cómplice o un gesto hosco?

Durante los 90 minutos se escrutará cada guiño, cada mueca del luso. En el campo, se intentará interpretar la respuesta de Cristiano, Casillas, Pepe , Sergio Ramos o Benzema. Será una búsqueda constante de mensajes ocultos en grandes paradas, en celebraciones desproporcionadas o incluso en la mesura controlada tras un gol.

La actuación de Iker ante el Chelsea pasará irremisiblemente por el recuerdo del debate más enconado abierto en las gradas del Santiago Bernabéu en años, que dividió a buena parte del madridismo en 'mourinhistas' y 'casillistas' en función de si unos creían en los criterios deportivos del portugués para condenar al ostracismo de la suplencia al ídolo de los aficionados, o si otros consideraban que solo los problemas personales provocaron la puntual incursión de Adán en el once titular -en diciembre, en La Rosaleda- y la continuidad de Diego López en la portería tras la recuperación del capitán de su lesión en la mano.

Ramos y Pepe

En el centro de la zaga blanca, Sergio Ramos y Pepe forman una pareja con reconocidas desavenencias con Mou. El 'Faraón de Camas' no se cortó a la hora de responder en varias ocasiones a 'The Special One' cuando consideró que su jefe cargaba sobre los jugadores la responsabilidad por algunas derrotas y le recordó que todos viajaban en el mismo barco. Tampoco dudó al colocarse una camiseta de su amigo Özil bajo su elástica para mostrar su apoyo al alemán de origen turco ante las críticas de su entonces entrenador. Sin embargo, la relación entre el andaluz y el luso mejoró ostensiblemente en los últimos meses de la pasada campaña, como evidenció el cariñoso abrazo de ambos en un entrenamiento tras caer en la semifinal de la Liga de Campeones ante el Dortmund. De hecho, el técnico acabó por dar al internacional español los galones de líder del equipo. Özil tampoco tuvo en cuenta los reproches recibidos y se despidió agradecido por carta del hombre que le trajo al Madrid.

Con Pepe pasó justamente lo contrario. Mou defendió contra viento y marea a su defensa, pero se sintió defraudado cuando el portugués esperó a finalizar las vacaciones navideñas para operarse. Apostó entonces por Varane y el joven galo aprovechó al máximo su oportunidad. En los estertores de la temporada, Pepe decidió posicionarse del lado de Casillas, para el que pidió respeto. Mourinho lo sintió como una puñalada y lo sacó de su círculo de confianza. Incluso lo dejó fuera de la convocatoria para la final de la Copa del Rey y eligió al poco utilizado Albiol para el choque ante el Atlético.

Pese a algún desaire con otros jugadores como Di María -del que dijo que dejó de correr cuando firmó la mejora de su contrato-, es con Cristiano Ronaldo con el que ha tenido sus últimos roces. El que era su hombre de confianza viró hacia el club y prefirió convertirse en el líder del equipo, abandonando su condición de niño mimado del ahora técnico 'blue'. Mourinho lo ha ninguneado meses después por ello -«entrené a Ronaldo, no a éste, al verdadero, al brasileño»-. No sería de extrañar que, en respuesta, CR7 volviera a repetir el gesto que mostró en los últimos partidos de la liga pasada en el Bernabéu. Cuando tras marcar señalaba el campo y decía: «Yo me quedo aquí».