Nate Silver, en una imagen de archivo. / RC
ficha por la espn

El New York Times pierde su estrella

El blog de Nate Silver atraía hasta un cuarto del tráfico diario del periódico. Analista y ex jugador profesional de póker, predijo la victoria de Obama estado por estado en 2008 y 2012

MADRID Actualizado: Guardar
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Nate Silver lleva los datos incrustados en la matriz de su código genético. Probablemente, en el interior de su privilegiado cráneo haya alguna región en la que los unos, los ceros y las operaciones matemáticas discurren a un ritmo frenético, superior al del común de los mortales. Este joven de Manhattan era hasta hace pocos días la estrella del New York Times. Al menos en la edición digital. Su blog ‘FiveThirtyEigh’ acaparaba mucho días una de cada cuatro visitas que recibía la ‘dama gris’ del periodismo que ahora ha visto como no ha podido frenar la marcha del joven estadístico a ESPN, uno de los mayores medios deportivos del país.

Silver saltó a la fama por una fórmula secreta que le permitió adelantarse al veredicto de las urnas estadounidenses en 2008 y, más recientemente, en 2012. Pronosticó en ambos casos la victoria de Obama. Estado a estado fue acertando los delegados electorales que iban a parar al bando demócrata y cuáles al bando republicano. Hace cinco años, logró dar en el clavo en 49 de los 50 territorios. El pasado mes de octubre, lo hizo sin mácula alguna. Logró un pleno en el que confiaba mucho antes de la jornada electoral.

Su nombre también fue conocido gracias en parte a sus resultados como exjugador de póker, donde su talento llamó poderosamente la atención de los aficionados y seguidores de estas timbas profesionales. Este gurú de los datos también modeló un sistema para valorar a los jugadores de béisbol y otro ‘algoritmo’ para adivinar, según dice, los fichajes de los equipos de fútbol.

Película incluída

Unas mediáticas muescas que Aaron Sorkyns y Steven Zaillan decidieron compilar en ‘Moneyball’, una cinta en la que Bradd Pitt dio vida a Silver. El Times ha hecho notables esfuerzos para conseguir que siguiese en su filas. Todos de ellos estériles. La marcha ha merecido una página informando del fin de esta relación y una tribuna a cargo de Margaret Sullivan, una de las editoras del periódico, diseccionando las posibles motivos.

“No creo que encajase en la cultura del New York Times y creo que él lo sabía”, asegura Sullivan quien dice que era algo “perturbador”. Las especulaciones apuntan el hartazgo de algunos compañeros viendo que la dirección había decidido echar el resto para retenerle. Otros tampoco entendían sus formas y su decidida apuesta por los “fríos datos” por delante de las sensaciones que recaban periodistas y analistas en primera fila de campaña. "¿Hay mucha gente en el Times satisfecha con su marcha? Sin duda, pero otros lamentan ver cómo se va. Pueden contarme entre ellos", concluye Sullivan, quien destaca que se trataba de una persona "humilde" con un talento único para atraer tráfico, incluído el de los usuarios más jovenes.