Así es el refugio pontevedrés donde veraneará Rajoy

Cuando el próximo 1 de agosto, a eso de las nueve de la mañana, Rajoy comience a subir las escaleras del Senado para dar explicaciones sobre el caso Bárcenas es posible que se aferre a una idea que ayuda a cualquiera en estas fechas: "Mañana me voy de vacaciones". Y es que, salvo sorpresas de última hora, esa será su última cita laboral hasta el consejo de ministros del 30 de agosto. Un mes de respiro.

El presidente del Gobierno disfrutará de cuatro semanas de asueto junto a su mujer, Elvira, y sus hijos -Juan y Mariano-. En las últimas dos décadas la familia pasa las vacaciones en su apartamento en primera línea de playa en Sanxenxo, algo a lo que tuvo que renunciar el año pasado por motivos de seguridad. Si en 2012 optó por la casa de su hermano Enrique en Canelas, ahora han elegido 'A Casa de Alicia', una casona de turismo rural en Ribadumia. Se mueven apenas 16 kilómetros al norte de su piso de veraneo y no salen de Pontevedra.

'A Casa de Alicia' es una finca de 3.200 metros cuadrados con jardín y “piscina con vistas a la Ría de Arousa”, como detalla su propietario. El edificio principal está compuesto por tres habitaciones dobles y dispone de un salón con chimenea y dos terrazas. También cuentan con bañeras de hidromasaje. Sus clientes habituales valoran la cercanía de rutas de senderismo y cicloturismo de montaña así como algunos lugares donde se puede practicar rafting.

En temporada alta la casa completa -la única posibilidad por el despliegue de seguridad que acompaña al presidente- sale por 270 euros la noche. Dos semanas allí costarían a la familia 3.780 euros salvo que hayan pactado un precio diferente por otras necesidades específicas. Y tiene una pega: Rajoy no podrá olvidarse de la crisis encendiendo uno de sus célebres habanos. No se puede fumar en el interior, tal y como detallan en su web.

La casa rural de Ribadumia, que ya ha pasado todos los controles de seguridad de Moncloa, permitirá a Rajoy quedarse en un entorno conocido, todo un valor para un hombre de costumbres fijas. Ni siquiera es la primera vez que veranea en esta localidad gallega de 5.166 habitantes y gobernada por su partido. Ya lo hizo cuando era ministro de Aznar. Todo apunta a que en esta ocasión no se prodigará en actos públicos para evitar protestas organizadas y que tampoco ocupará el tendido que solía en la plaza de toros de Pontevedra. Su afición taurina parece tan vetada como el apartamento de Sanxenxo.