violencia machista

El salvavidas de la segunda oportunidad

Veintidós entidades se han adherido hoy a la red impulsada por el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales

MADRID Actualizado: Guardar
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Charo y Alina son dos supervivientes. Dos valientes que un día decidieron poner fin a la tortura que estaban viviendo tanto ellas como sus hijos. La misma pesadilla que ha desembocado en los asesinatos de 27 mujeres durante los primeros seis meses de 2013 a manos de sus parejas. Unas muertes que han dejado, además, 26 huérfanos. Pero Charo y Alina dieron el paso. Denunciaron a sus agresores y buscaron rehacer sus vidas desde la nada. “Estaba anulada como persona”, admite Charo Marqueta. “No estaba segura de nada”, añade. Necesitaba reafirmarse como “mujer, madre y abuela” y encontró acomodo en la Cruz Roja, donde la recogieron, cuidaron y la ayudaron a salir a flote, buscándole un trabajo donde pudiera empezar una nueva vida.

Esta organización, junto a otras 55, forman parte de la Red de Empresas por una Sociedad Libre de Violencia de Género, creada hace un año por el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, y que ha permitido que 463 mujeres hayan rehecho su vida. Como Alina. Con 43 años y siete hijos (tres a su cargo) ha plantado cara a la violencia machista. En un principio, lo hizo sola. Se buscó la manera de romper ese muro de silencio que atenaza a estas víctimas y comenzó a rehacer su vida. No pudo. “Tenía la autoestima muy baja”, dice, sin tapujos, durante el acto en el que 22 entidades se han sumado a este proyecto hasta superar el medio centenar. No se fiaba de nadie ni de nada, hasta que encontró acomodo en la Fundación Integra. Allí, como a Charo, la trataron y la recompusieron. “Por fin mi vida tiene sentido porque tengo algo por el que luchar. He recuperado la esperanza y la confianza”. Su tesón y la colaboración de la fundación hicieron que lograra un empleo en Indra. Y cuando se terminó, no se rindió, y se buscó -“por mí misma”- un trabajo en el Ministerio de Justicia donde sigue trabajando.

Dos ejemplos que reflejan “la capacidad de lucha y valentía”, según ha señalado Ana Mato. “Como ellas, muchas han conseguido empezar una nueva vida lejos de la violencia. Terminar con esta lacra es para el Gobierno una prioridad y un deber de justicia con las víctimas y con toda la sociedad”, ha recalcado la ministra de Sanidad, quien ha destacado las 250 medidas y los 1.500 millones de inversión que acompañan al plan para erradicar la violencia machista.