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Un encierro limpio porque los toros así lo han querido
La nobleza de los astados ha evitado lo que podía haber sido una tragedia
PAMPLONA Actualizado: GuardarEl toro se ha detenido y ha fijado su mirada en los mozos que atestaban el vallado de tal manera que ni tan siquiera se podían proteger. Han sido unos segundos en el que el típico barullo de los encierros ha quedado silenciado por la angustia. Milagrosamente el morlaco se ha limitado a observar a toda la gente sin hacer ni un amago de embestida. Si se hubiera arrancado, sólo Dios sabe lo que podía haber pasado.
Estos instantes de dramatismo producido en la entrada al callejón de la Plaza de Toros ha sido toda la historia de un encierro que se ha alargado más de la cuenta, hasta los 4 minutos y 6 segundos.
Contrarios a la tradición, los toros de Alcurrucén han hecho una carrera lenta, que ha permitido ver bonitas carreras en la calle Estafeta. Al mismo tiempo, la manada se ha roto en varios grupos, lo que ha permitido que muchos mozos se acercaran a los cuernos de los astados.
En el encierro de hoy ha coincidido que se trataba del primero de los Sanfermines, lo que siempre atrae a un mayor número de corredores, con que se corría en domingo, lo que provoca que la avalancha de mozos sea dramáticamente peligrosa. Por eso, en esta jornada suelen correr toros que tradicionalmente sean nobles y no embistan.
La decisión de la Casa de Misericordia, propietaria de la Plaza de Toros, ha sido todo un acierto porque si los toros hubieran embestido, la escabechina podía haber sido trágica.
Finalmente se han producido cuatro traslados. Se trata de un joven australiano, de 24 años, con las niciales J.C, que presenta un traumatismo craneal leve con herida en la frente y ha sido trasladado desde el Ayuntamiento; un inglés de 44 años, con las iniciales J.B, que tiene un traumatismo en las dos rodillas de carácter leve; un pamplonés de 36 años, con las niciales E.S.M., que presenta fractura del cúbito y radio y que tiene un pronóstico menos grave, siendo traído desde la Cuesta de Santo Domingo; y una chica joven estadounidense de 26 años, con traumatismo facial, traída desde Mercaderes y con pronóstico reservado, posiblemente leve. Estas dos últimas personas han sido llevadas al Hospital Virgen del Camino