El maestro que se divirtió como un niño
El percusionista de 'taiko' Keita Kanazashi imparte unos talleres en Madrid de una disciplina musical que gana adeptos en España
MADRID Actualizado: Guardar“¡So...re...!”, exclama Keita Kanazashi y sus alumnos le responden con un golpe a los tambores, un sonoro “¡Don!”. Así, una y otra vez hasta conseguir la percusión al unísono que, al principio, cuesta alcanzar. A base de repetir y de una eterna sonrisa por parte del maestro, los aprendices llegan por fin a sincronizarse.
“El ritmo de los 'taiko' es un poco difícil para los españoles al principio porque no están acostumbrados”, comenta Kanazashi, aunque puntualiza: “Los japoneses que han asistido a mis talleres en Japón son, generalmente, más tímidos. Los españoles reaccionan como si fueran niños. Todo lo que disfrutan y todo lo que se divierten lo muestran abiertamente y de una manera directa. Eso hace que yo también lo disfrute y me anime más”.
Esta es la cuarta ocasión que el 'sensei' visita nuestro país y la primera en la que permanece más tiempo para poder realizar varios talleres. El último tuvo lugar el pasado miércoles bajo los árboles del Jardín Botánico de Madrid y estuvo organizado por Seiwa Taiko, el único grupo español que interpreta estos característicos tambores japoneses. El 'taiko' (literalmente 'gran tambor') es una disciplina musical basada en la percusión. Se toca con palos de madera sencillos y grandes llamados 'bachi' y aunque los tambores tienen una gran variedad de tipos y tamaños, suelen destacar por sus grandes dimensiones.
Isabel Romeo creó, junto a la japonesa afincada en Madrid Kiyoko Makoshi, Seiwa Taiko en junio de 2009. Poco a poco, el grupo fue ganando integrantes y actualmente son seis percusionistas: dos españolas -Isabel y Mónica- y cuatro japoneses -Kiyoko, Iwao, Eiko y Ayako, estas últimas, madre e hija-. La única representación masculina es Iwao, por lo que Seiwa Taiko es un grupo meramente femenino. Precisamente, la primera formación que el grupo trajo a España para dar un taller fue la llamada Hono-o-daiko, compuesta también por tres japonesas con una potencia sorprendente.
Un conjunto hispano-japonés
'Sei' es la lectura del 'kanji' que se utiliza para España y 'Wa', la del idiograma para Japón. “Seiwa significa: 'el grupo de España y Japón'; la amistad de España y Japón a través del 'taiko'”, explica Ayako Kishi, una de las percusionistas. La japonesa no cree que haya distinción entre sus compañeros por su procedencia: “Al final, las diferencias que puede haber tienen que ver más con la actitud, el carácter de la persona o la educación cultural”.
El taller de 'taiko' del pasado miércoles fue todo un éxito. Doce aprendices de 20 a 50 años, entre los que se encontraban dos japonesas, tuvieron que hacer turnos para poder tocar los 'taiko'. Octavio, un ingeniero canario afincado en la capital, destacaba lo 'desestresante' que había sido la actividad y la diversión que generaba: “Lo que más me ha gustado es que, para ser la primera vez, hemos podido tener un cierto ritmo y ha sido muy gratificante”. Otra de las alumnas, la percusionista Miriam, ya conocía el 'taiko' pero lo practicó por primera vez el pasado domingo en el primer curso de Keita y le gustó tanto que no dudó en repetir: “En el anterior taller llegué a mi casa y no era capaz de coger un vaso de agua. Tenía unas agujetas en los antebrazos increíbles”.
Brazos femeninos
Los ejemplos de Miriam y, sobre todo, del grupo Seiwa Taiko muestran que esta disciplina musical no es exclusiva de los hombres, a pesar de que se necesita potencia física para sacar el mayor sonido a los 'taiko' y el ejercicio que se realiza al interpretarlo se asemeja a cualquier deporte. “A nivel profesional, sí es cierto que la mayoría de los grupos tienen más miembros masculinos que femeninos. Pero, por ejemplo, en el caso de mis talleres, el 90% de mis alumnos son mujeres”, explica Keita Kanazashi. El día anterior al curso, el maestro realizó una actuación con una bailaora flamenca: “Noté una conexión entre la percusión del 'taiko' y la danza flamenca. Conozco el cajón flamenco y, de hecho, noto una similitud en el sonido de ambos. Cuando se tocan juntos, el cajón y el 'taiko', hay una energía interna, un sentimiento que va saliendo y se desborda”.
Cuando quedaban 20 minutos para la finalización del taller, la gente se congregó alrededor de la fuente del Jardín Botánico para la actuación magistral de Keita a continuación, que no defraudó. Tras su espectacular solo, fue el turno de Seiwa Taiko, quienes sorprendieron con su vitalidad y alegría. Los aprendices, sonrientes, comprobaron que lo que habían aprendido distaba aún mucho de lo que interpretaron los expertos y un público de más de 100 personas se entusiasmó ante un sonido desconocido pero increíblemente cercano. “Ahora es cuando, precisamente, nos vamos a plantear hacia dónde ir, pero siempre apoyando las citas donde hay esta cercanía, donde hay un intercambio de culturas japonesa y española”, aseguró Isabel ante la cuestión del futuro de Seiwa Taiko.
Tras el concierto, el público se dispersó con satisfacción en el rostro y con las pilas cargadas. Con sus labios parecían tararear el pegadizo grito de ánimo del 'taiko': “¡So... re...! ¡Ha!” y, tal vez, sus corazones continúen latiendo al ritmo de los tambores: “Don, don, doko, doko...”