La Iglesia española elevará a los altares a más 500 mártires de la Guerra Civil
Los obispos desligan la ceremonia de beatificación de connotaciones políticas y arguyen que los martirizados perdonaron a sus verdugos
MADRID Actualizado: GuardarLa Iglesia católica española se apresta a elevar a los altares a unos 500 "mártires de la fe", hombres y mujeres que fueron ejecutados por no abjurar de su credo durante la Guerra Civil. El acto de beatificación masivo, el primero de esta magnitud desde 2007, se celebra con el PP ocupando el Gobierno central, y en una coyuntura muy distinta a la España de Rodríguez Zapatero, cuando el Ejecutivo socialista promovió la llamada Ley de la Memoria Histórica, que trataba de reconocer a las víctimas de la dictadura. La cúpula episcopal considera que los inminentes beatos no pertenecían a facciones políticas, no se atrincheraron ni combatieron. Fueron víctimas del "odio a la fe".
La jerarquía eclesiástica espera congregar el 13 de octubre de este año a entre 15.00 y 20.000 peregrinos en Tarragona, donde hubo 147 mártires en la contienda fratricida. El lugar escogido para la eucaristía está cargado de simbolismo: en el año 259 el obispo de Tarragona, san Fructuoso, y sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en el anfiteatro romano de la ciudad, lo que les convierte en protomártires del cristianismo hispano.
Desde hace años los obispos han dejado claro que no piensan pedir perdón por haber unido su suerte a los vencedores de la Guerra Civil. Sostienen que durante la II República la Iglesia católica "fue víctima" de la locura anticlerical, que se tradujo en el incendio de iglesias, la profanación de la cruz y el escarnio hacia las reliquias. Pese a que la Iglesia de entonces bendijo al Caudillo y definió la Guerra Civil como una cruzada, los prelados de hoy subrayan que sacerdotes, monjas, frailes y obispos que fueron víctimas durante los gobiernos republicanos de una tenaz "persecución religiosa". Aquellos "siervos de Dios" no renegaron de sus convicciones y prefirieron morir antes que renegar de su fe. Por eso se merecen figurar en el martirologio.
Según el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, el hecho de que ahora se eleve a los altares a mártires de la fe -que no mártires de la guerra- es casual y está desligado del calendario político.
Beatificación masiva
Martínez Camino aseguró que la beatificación masiva en Roma hace seis años de casi 497 mártires se malinterpretó como una respuesta de la cúpula episcopal a la Ley de Memoria Histórica. Ahora, después de que el juez Baltasar Garzón se sentara en el banquillo por querer investigar los crímenes de franquismo, las motivaciones de la Iglesia católica siguen siendo las mismas: homenajear a los "firmes y valientes testigos de la fe", lema de la beatificación que tendrá lugar el 13 de octubre. Ese domingo el Papa Francisco saludará a los fieles reunidos en el complejo educativo de Tarragona desde la plaza de san Pedro del Vaticano, durante el rezo del Ángelus.
La misa estará presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y representante de Jorge Mario Bergoglio. Junto a él estarán el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Antonio María Rouco Varela, y el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol.
Hasta hoy, el Vaticano había aprobado el decreto de martirio de 480 personas, pertenecientes a 29 causas. En las próximas semanas se publicarán los decretos de otras cuatro causas, de manera que los beatos superarán con holgura el medio millar. Entre los 480 mencionados figuran tres obispos, 79 sacerdotes diocesanos, tres seminaristas, 391 religiosos y cuatro laicos. Las causas fueron presentadas en las diócesis de Ávila, Barbastro, Barcelona, Bilbao, Cartagena, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Jaén, Lérida, Madrid, Menorca, Sigüenza-Guadalajara, Tarragona, Tortosa y Valencia.
Así las cosas, el martirologio de la Iglesia no para de engordar. Los nuevos beatos se sumarán a la nómina de 1.001 personas que derramaron su sangre por la defensa de su fe. Los organizadores de la ceremonia espera acudan a la beatificación sobrinos y hasta hermanas de dos sacerdotes de Monzón (Huesca), algunas de las cuales son nonagenarias.
Para Martínez Camino, el siglo XX será estudiado por los historiadores como la centuria ominosa en que se perpetraron matanzas y persecuciones contra los cristianos, desde los católicos en España a los ortodoxos de la URSS.