Francisco Pérez de los Cobos, durante su toma de posesión en el Constitucional. / Archivo
PERFIL

Un jurista con alma de poeta

Francisco Pérez de los Cobos, desde hoy el noveno presidente del Tribunal Constitucional, es un reputado catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

MADRID Actualizado: Guardar
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Conservador pero no en exceso (se alineó con los progresistas a favor del matrimonio homosexual), trabajador incansable, jurista de vocación y profesor por devoción. Así es -a grandes rasgos- Francisco Pérez de los Cobos (Yecla, 1962), desde hoy el nuevo presidente del Tribunal Constitucional. Su carrera en esta institución es meteórica, puesto que es miembro desde hace poco más de dos años, en enero de 2011, cuando fue designado por el Senado a propuesta del PP en diciembre de 2010.

Quizá sea fruto de la casualidad, o no, el hecho de que el nuevo presidente del TC, encargado de evaluar la constitucionalidad de la controvertida reforma laboral, sea un reputado catedrático de Derecho del Trabajo y autor de más de un centenar de publicaciones de su especialidad.

Pérez de los Cobos creció en la localidad murciana de Yecla, en donde su padre, de tendencia ultraconservadora, ejercía de pediatra e incluso formó parte de la candidatura de Fuerza Nueva al Congreso de los Diputados en las elecciones generales de 1977. Se trasladó a Valencia a cursar sus estudios en la Facultad de Derecho y es doctor por las Universidades de Valencia y de Bolonia. Ha sido profesor en las universidades de Valencia, Islas Baleares, Milán, la Autónoma de Barcelona y la Complutense de Madrid, de la que es desde 2007 catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.

En 1996, durante la era Aznar, fue designado como vocal del Consejo Económico y Social entre el Grupo de Expertos designados por el Gobierno. En 1999 formó parte del Consejo Asesor de Sagardoy Abogados. Ha colaborado con el Tribunal Laboral de Cataluña y desde 1998 en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA). Asimismo, desde abril de 2012 es miembro de la Comisión de Expertos en aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una decisión que generó controversia al considerar que quizá no fuera compatible con su condición de miembro del Constitucional.

Los pocos ratos que su absorbente trabajo le dejan libres los dedica a los viajes, las visitas a los museos y, sobre todo, a la lectura y escritura; pocos saben que es autor también de algún poemario, con versos tan espirituales como éste: "Tanta vida a destajo,/ tanto empeño,/ tanto afán, malogrado/ o satisfecho...", o estos otros en los que manifiesta su sentido del humor y fina ironía: "...que para sí quisiera/ el hombre el cariño sincero/ que la liendre muestra por su pelo".