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Novelas como churros

La exposición 'Hoy es ayer' revisa el fenómeno de la novela popular mediante precursores del best-seller como José Mallorquí, Corín Tellado o Lafuente Estafanía

MADRID Actualizado: Guardar
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Antes que Ruiz Zafón, Pérez Reverte o Javier Sierra hubo autores españoles que despacharon sus novelas por millones en todo mundo y crearon miríadas de lectores. Escondidos a veces bajo un seudónimo, escribían a un ritmo frenético novelas del oeste, galantes, policíacas, de terror o de ciencia ficción que se editaban en formatos diminutos y a precios de risa. Autores realmente populares como José Mallorquí, Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, Fidel Prado o Silver Kane despachaban best-sellers como churros antes de que el término existiera. Verdaderos mercenarios de la ficción y la palabra, capaces de facturar una novela en dos o tres de días y mantenerse en el mercado durante décadas, sus populares novelas se tradujeron a montones de idiomas y vendieron como pan caliente en los cinco continentes sin hacer millonarios a sus sufridos creadores.

La época dorada de la novela popular comenzó en los años cuarenta y acabó con la eclosión de la televisión, que además de matar a la estrella de la radio, acabó con este fenómeno de masas que ahora rememora la exposición 'Hoy es ayer'. Es un homenaje a este denostado subgénero que acoge hasta el 29 de septiembre la Casa del Lector en el Matadero de Madrid. Expone lo mejor de la excepcional colección Eguidazu, todo un tesoro con más de 50.000 ejemplares que van de mediados del XIX a estas novelitas que a mediados del XX reventaban el mercado una semana sí y otra también. Antonio Basanta, director de la fundación Germán Sánchez Ruipérez, asegura justificando el título que "la muestra trae el ayer al hoy y, desde el hoy, recupera el ayer"

Una de las series más potentes del fenómeno es 'El Coyote', el enmascarado justiciero creado en 1943 por José Mallorquí, (Barcelona, 1913). "Fue el que más calidad literaria aportó a su trabajo; era un verdadero escritor" explica Fernando Eguidazu, esforzado coleccionista que pone sus fondos a disposición de la Casa del Lector -vinculada a la Fundación Germán Sánchez Ruipérez- para su digitalización y consulta en línea.

Maniqueas

Admite Eguidazu que Mallorquí es la excepción "ya que la calidad era por lo común bajísima", pero que aun así "la novela popular contribuyó a crear varias generaciones de lectores de muy escaso poder adquisitivo". Era además "un fiel espejo sociológico de la épocas". Hay portadas hoy insoportables en las que maridos o novios abofetean a su esposa, "e incluso la golpean con un látigo". "Estamos en un años en que se educa a la mujer para someterse al marido, en que le está vedado tener una cuenta corriente o solicitar un pasaporte" precisa Eguidazu.

La corrección política no existía y además de la mujer apaleada en casa, los argumentos eran "ingenuos y maniqueos". "Los negros eran salvajes, en el oeste americano había hasta gorilas y los chinos, con Fu Manchú a la cabeza eran la encarnación de mal" enumera Eguidazu. "Nadie viajaba y no había televisión; el mundo exterior empezaba en los Pirineos", ironiza. La única evasión "además del NODO y la radio" eran estos libritos que se devoraban y se cambaban por unos céntimos.

La novela popular fue, con todo, un buen negocio para editores como Bruguera, Molino, Juventud, El Gato Negro, Sopena, Clíper o Maucci, sellos que hicieron tiradas extraordinarias -en muchos casos por encima de los 100.000 ejemplares- de unas novelas traducidas a multitud de idiomas y publicadas Australia, Estados Unidos, toda Latinoamérica y buena parre de Europa, incluida Noruega. Su éxito permitió otras aventuras editoriales y la publicación de grandes autores.

Mallorqui publicó 'solo' cuatrocientas títulos, pero se calcula que Corín Tellado superó los 4.000 y que rozó los 3.000 Marcial Lafuente Estefanía, hoy un marca registrar que sigue arrojando títulos y dividendos con una maquinaria que mantienen engrasada los herederos del escritor toledano, fallecido en 1984.

'El Coyote' fue el indiscutible rey del género entre 1943 y 1953. Al contrario que Lafuente Estefanía y sus vaqueros de lejano oeste, Mallorquí situó a su héroe en la Baja California y batallando por los derechos de los hispanos, "Fue un bombazo en España y se vendió muy bien pro todo el mundo" explica Eguidazu. "Entonce se hablaba del Coyote en la calle como se habla ahora de Messi", dice el coleccionista para dar la medida del éxito del personaje de Mallorqui cuya máquina de escribir se exhibe junto a su cámara de fotos y su característica y requemada pipa.

Eguidazu sitúa a Lafuente Estefanía en las antípodas de Mallorquí. "Era un escritor espantosamente malo pero capaz de ofrecer el producto que la gente demandaba", reconoce. Repetía patrones, situaciones y héroes, pero seguía vendiendo como churros unas historias de unos vaqueros cuyos nombres extraía de la guías telefónicas estadounidenses.

En la muestra están todas las series que triunfaron, como FBI, SS (Servicio Secreto), El Coyote, Amapola o Azucena (de amor), ST (de terror) o las novelas románticas de Corín Tellado, Luchadores del Espacio, Violeta, Hombres del Oeste o La Novela Deportiva. Hay chocantes curiosidades, como la serie de ciencia ficción 'La saga de los Aznar', obra del valenciano Pascual Enguídanos bajo el seudónimo de Geroge H.White en la que se libran cruentas batallas interplanetarias.