El duelo perdido del sheriff
El singular entrenador de baloncesto Manel Comas fallece a consecuencia de un cáncer de pulmón
Actualizado: GuardarManel Comas no dejó indiferente a nadie. Con fama de duro, protestón, sarcástico y sin frenos a la hora de soltarse la lengua, el entrenador de baloncesto dibujó un personaje reconocible más allá de los aficionados a la canasta. «En esta profesión recibes críticas y alabanzas, pero cuando la gente te aplaude sientes cosas muy intensas. He recibido ovaciones en ciudades en las que nunca he dirigido un equipo», reconoció el entrenador al cumplir 650 partidos en la ACB.
El barcelonés repartió su vida entre la música -batería de 'The Britters'-, los rallies -en su juventud por la Costa Brava-, sus estancias en Ibiza y la química -se consideraba un auténtico experto del plástico después de prolongar el interés de su familia por este campo-. Pero su principal pasión se enfocó en el baloncesto, el deporte al que contribuyó desde multitud de puntos de vista.
Manel Comas fue uno de los primeros técnicos en desplazarse a Estados Unidos para conocer los métodos del deporte más profesionalizado después de que disfrutara de su primera oportunidad en Cotonificio de Badalona en 1977 como ayudante de Aíto García Reneses. Juntos idearon el sistema alternativo de números para referirse a las posiciones de los jugadores (el '1' corresponde al base, el '2' al escolta y así sucesivamente) y además ejerció la labor divulgativa como autor del libro 'Baloncesto, más que un juego' en una veintena de entregas durante los ochenta, época en que el baloncesto competía en popularidad con el fútbol. Por entonces, el periodista de El Mundo deportivo Manuel Fernández adivinó su carácter y le bautizó como el «sheriff» por su labor mediadora en el Joventut en fechas convulsas.
Desde la pizarra dirigió a once equipos de la máxima categoría y sumó dos títulos internacionales: la Copa Korac de 1981 con el Joventut y la Copa de Europa (exRecopa) de 1996 con el Taugrés. En Vitoria vivió sus mayores éxitos (conquistó su única Copa del Rey) y contribuyó al ascenso baskonista hacia la élite. En Vitoria hizo debutar a jugadores como Jorge Gabajosa y su posterior fichaje por el Barcelona supuso el primer traspaso con una compensación económica de un entrenador en España. En el Barça «la cosa no salió bien» y no volvió a entrenar a ninguno de los poderosos. Su carrera se resume en 25 temporadas y 745 partidos. Aunque nunca alcanzó la final, es el segundo técnico con más victorias en la máxima categoría (392).
Frases para el recuerdo
Además de su faceta deportiva, en el camino Comas sembró varias frases que le encumbrarían como origen de numerosas discusiones. «¿Queréis que os traduzca 'NAF'? Significa 'Negro Atlético Fraudulento', y de mí no se va a reír más» lanzó en rueda de prensa contra el jugador de su equipo Demetrius Alexander, cuando dirigía al Cajasol. «Mis jugadores son gilipollas. Hay equipos en el liga femenina que tienen más ovarios que nosotros», añadió aquel día. «Soy un 'BAF', Bigotudo, Absurdo y Fanfarrón», se disculpó después y justificó su exabrupto en el reciente fallecimiento de su madre. Sin embargo, las críticas del técnico catalán a sus pupilos se sucedieron, castigó a sus jugadores con sesiones de madrugada tras malos partidos, apuntó a los árbitros con su teoría de que siempre ayudarían a los grandes equipos y criticó la conexión entre agentes y responsables de los clubs de la ACB. También atacó la irrupción del dinero que pagó los fichajes de exjugadores de la NBA en 2005: «Yo, que soy de esa zona, no conozco a Akasvayu, y he hablado con amigos, entre ellos arquitectos, y también aseguran no conocer esa constructora». En 2008 el equipo renunció a jugar en la ACB por problemas económicos. La última etapa del sheriff en el baloncesto se desarrolló en TVE, donde ejerció de comentarista para aportar sus conocimientos técnicos, su jerga, su particular humor y sus teorías personales.
Al cumplir los 66 años recibió la peor noticia: cáncer de pulmón. Comas, quien «rozaba los tres paquetes de tabaco diarios», se tomó el diagnóstico como un nuevo duelo y asumió su personaje de sheriff. «Yo he pasado por lo peor que se puede pasar en la vida que es la muerte de un hijo (en accidente de tráfico en 2003) y yo sabía que esto no iba a acabar conmigo», aseguró tras una primera recuperación que le permitió volver delante de las cámaras sin su identificativo bigote. Pero tras un momentáneo regreso se retiró porque los viajes le restaban energía en su lucha contra el rebrote de la enfermedad. Además, los últimos tiempos sumaron un asunto turbio: La Fiscalía pidió cinco años de cárcel para él por presunto abuso de dos discapacitadas. No le quedaron energías para aguantar otro frente abierto y Manel Comas terminó perdiendo su último duelo: el cáncer acabó con su vida. En el último partido de la final de la ACB se guardará un minuto de silencio en su memoria.