El Barça iguala la serie
Los culés, de la mano de Navarro, remontan nueve puntos en el último cuarto y podrán decidir la final en los dos encuentros que se disputarán en Barcelona
MADRID Actualizado: GuardarA la ACB no le va mal un poco de polémica. Los dirigentes de la liga española se frotaron las manos cuando las eliminatorias se fueron resolviendo y decidieron que el Real Madrid y Barcelona se jugarían el título. Es la final más mediática, la que enfrenta a los dos eternos enemigos, al vigente campeón y al aspirante con aire de favorito.
Después del primer partido, se les escaparía alguna que otra sonrisa maliciosa. La controvertida decisión del colegiado Carlos Peruga -que no señaló falta de Llull a Sada cuando se dirigia hacia el aro para anotar la canasta ganadora y dio el balón al Real Madrid-, la posterior tangana entre los dos equipos y la victoria final de los blancos tras la épica remontada final, han provocado que el baloncesto vuelva a ser tema de conversación en las barras de los bares y despertaba el interés de cara a un segundo partido que se presumía igual de intenso. El mismo Pau Gasol reconoció que la polémica era buena para la audiencia.
Pese a que desde el estamento arbitral se destacó que la última jugada estuvo bien pitada "al 99,9%", en el segundo partido todas las miradas se centraban en Hierrezuelo, García y Cortés, los tres encargados de impartir justicia. Pero la tensión no se veía precisamente en los árbitros. Eran los jugadores en la cancha y los banquillos los que parecían acogotados por la trascendencia del partido. Los blancos, porque la victoria les podía dejar a un paso de la final, mientras que para los culés un 2-0 les obligaba a una remontada nunca vista. Así, unos y otros se preocuparon más por evitar que el rival no jugara que por intentar que fluyeran los ataques propios. Y eso que el Madrid comenzo con cierta alegría, pero los diez puntos que sumó en los primeros cinco minutos fueron todos los que consiguió en el cuarto inicial.
El partido iba más de apagones colectivos que de jugadores iluminados. Ni tan siquiera se podía decir que las defensas estaban imponiéndose a los ataques. Pero, con el Barça negado de cara al aro y espeso como pocas veces, a Pablo Laso le bastó con aprovechar las luces puntuales de algunos de sus pupilos -Mirotic, al principio, y Reyes y Darden en el segundo cuarto- para lograr una fluidez ofensiva que se parecía a la habitual de la temporada y marcharse al descanso con los mismo diez puntos con los que su rival lo hizo en el primer choque de la serie final.
La zona 2-3 que planteó Xavi Pascual tras el receso fundió los fusibles de los locales, que se descentraron hasta encajar un parcial de 0-11 de unos azulgranas comandados por el siempre fiable Oleson.
Pero en el segundo partido los dos contendientes se había olvidado del ritmo y de la constancia, lo que permitió parciales variables e inconsistentes. Y, entre tanto, las quejas continuas pretendían influir en los árbitros, precisamente los más tranquilos en la pista.
En el caos, siempre es el Madrid el que mejor se sabe mover. Ha demostrado que suele encontrar soluciones en su amplia rotación para sumar entre las imprecisiones. Y, además, siempre cuenta con la solidez de Felipe Reyes cuando las cosas van regular. Por eso, es habitual que los parciales en contra no minen su moral y volvió a dominar con una renta que rondaba la decena. Por eso y porque el Barça no se encontraba. Tomic no está al nivel de la fase regular y Lorbek sumó a su pésimo partido un golpe en la cara que le dejó fuera de juego la segunda parte.
Pero los catalanes cuentan con dos jugadores que son diferentes y que se salen de cualquier sistema y orden establecido para aportar su originalidad y talento. Marcelinho no fue determinante. Navarro sí que apareció y tiró de galones para recuperar las esperanzas (59-57). Y, como pasó el domingo y en otras tantas ocasiones esta temporada, el partido se volvió a decidir en los últimos minutos.
Sin la salsa de la polémica esta vez, inmersos de nuevo en la oscuridad que provoca el miedo, los dos gestionaron el tramo definitivo para no perder, ninguno pensó en ganar.
Solo en el último minuto aparecieron los tiros atrevidos. Un triple de Mirotic, la respuesta de Wallace y dos tiros libres de Oleson que ponían por delante al Barça (71-72) con siete minutos para el Madrid. El lanzamiento arqueado final de Sergio Rodríguez no quiso entrar y el Barça volvió a completar otra remontada en el séptimo 'clásico' del año. Así, los culés se llevan de Madrid el preciado botín que perseguían, un triunfo que les permitirá poder decidir la final en su pista.