filtraciones a wikileaks

La fiscalía acusa al soldado Manning de ayudar al enemigo

Podría ser sentenciado a cadena perpetua si se le considera culpable de este cargo

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El juicio contra el soldado Bradley Manning, acusado de la mayor filtración de documentos clasificados de EE UU, ha arrancado hoy tras mil cien días de arresto y una larga fase preparatoria en la cual se intentó extremar el celo para no afectar a la seguridad nacional.

En la primera jornada del juicio formal, a fiscalía militar ha sostenido que Manning filtró información clasificada a Wikileaks de manera sistemática y consciente de que podría ser usada por el enemigo. "No es un caso sobre la filtración de unos pocos documentos, es un caso sobre un soldado que sistemáticamente obtuvo centenares de miles de documentos clasificados y los puso en internet, arriesgando la vida de soldados", ha dicho el capitán Joe Morrow, del equipo fiscal durante la exposición de sus argumentos. A su juicio, el acusado puso "información de gran valor" a disposición de "adversarios y particularmente enemigos" para ganar "una notoriedad que ansiaba".

Según Morrow, Manning comenzó a recopilar información clasificada a la que tenía acceso durante unas catorce horas diarias por ser analista de inteligencia, pocas semanas después de ser destinado a Irak a finales de octubre de 2009. "Ignoró las normas, traicionó la guía y confianza de sus superiores y utilizó su entrenamiento militar a sabiendas de las consecuencias de sus actos", ha asegurado el capitán, quien ha detallado que la recopilación y filtración de los datos a Wikileaks se prolongó durante unos seis meses.

Según la fiscalía, que representa al Gobierno federal, Manning filtró primero un vídeo sobre un ataque aéreo en Afganistán, publicado en enero de 2010 por Wikileaks, y prosiguió con bases de datos de las guerras de Irak y Afganistán, información sobre los detenidos en Guantánamo o miles de cables diplomáticos del Departamento de Estado.

La fiscalía intentará probar el cargo más grave de todos, el de ayuda al enemigo, mostrando que el jefe de Al-Qaida, Osama bin Laden, tenía información filtrada por Wikileaks en su escondite de Pakistán, donde un equipo de fuerzas especiales le dio muerte en mayo de 2011. Según Morrow, "Manning sabía la diferencia entre una información abierta y otra que daña la seguridad nacional" y sabía "el peligro de filtrar información no autorizada a una organización como Wikileaks".

Durante el juicio, que se espera que se prolongue hasta finales de agosto, la acusación intentará demostrar el vínculo digital con Julian Assange, fundador de Wikileaks, y mostrará el rastro dejado por Manning durante el traslado de información de las bases de datos del Pentágono y el Departamento de Estado a servidores de la organización en internet.

Manning, de 25 años y que vestía su uniforme verde, ha contestado de manera sucinta a las preguntas de la juez, la coronel Denise Lind, por la que el soldado ha preferido ser juzgado frente a la posibilidad de un jurado militar. Manning se declaró culpable en las vistas preliminares de 10 de los 20 cargos de los que se le acusa, pero evitó asumir el de ayuda al enemigo, el más grave y por el que la fiscalía busca la cadena perpetua.

Guerra contra el terrorismo

El proceso pondrá a prueba la capacidad de las instituciones estadounidenses para garantizar el derecho a la libertad de prensa, en un momento en que se cuestiona públicamente el celo de la administración de Barack Obama por proteger su operaciones encubiertas en la guerra contra el terrorismo internacional.

El juicio permitirá ver más de cerca la política de secretos militares y de inteligencia de Estados Unidos, mientras que los activistas que piden la liberación de Manning esperan que demuestre que el joven soldado actuó para defender los valores democráticos y denunciar la crueldad de los conflictos en los que está implicado el país. Se espera que el juicio dure unos cuatro meses, algo que podría complicarse por la complejidad de la pruebas, las transcripciones de las vistas a puerta cerrada y hasta por los recortes presupuestarios que obligarían a reducir las jornadas laborales de los empleados civiles de la base militar de Fort Meade.