«Cuando no se saben hacer las cosas hay que dejar sitio a los demás»
El cantautor asturiano Pablo Moro presenta su cuarto disco de estudio ‘La vida solucionada’
MADRID Actualizado: GuardarSi algo ha aprendido Pablo Moro (Oviedo, 1978) a lo largo de casi una década de carrera musical es que tener la vida solucionada es una utopía. El cantautor asturiano, formado en filología hispánica, ha cumplido 34 años. Tiene a sus espaldas cuatro discos de estudio, una carrera que se consolida y una hija. Pero la vida ya le ha enseñado que la felicidad, el éxito o el fracaso son términos relativos y que nadie tiene ya, como reza el título de su cuarto disco, ‘La vida solucionada’. “Me hace gracia que sea una expresión tan coloquial y tan entendible y que a la vez todos sabemos que es mentira, que la vida no te la soluciona un puesto de trabajo, aunque en estos momentos habría que decir que sí”, explica Moro. “Me muevo en esa ambigüedad, esa incertidumbre y esa cuerda floja en la que las cosas parecen ir bien y de repente un golpe del azar o el destino nos descoloca. Siempre hay un ideal, profesionalmente me gustaría afianzarme en la música, poder seguir sacando discos y hacer giras. Y no me puedo quejar. Me quieren y tengo gente que está conmigo y me entiende a pesar de todo. En ese sentido sí que tengo un poco la vida solucionada”.
Tras cientos de pruebas y maquetas, Moro publicó su primer disco en 2005, ‘Emepetreses’. En 2007 publicó el segundo, ‘Smoking Point’, que le valió el reconocimiento de la crítica y público y en 2008 fue publicado en Argentina, donde realizó dos giras con su banda, ‘Los chicos listos’. Su tercer trabajo, ‘Pequeños placeres domésticos’, congregó en 2009 a todos sus músicos en la isla asturiana de Colunga, donde se atrincheraron para diseñar su disco más crudo y básico. En su último trabajo, ‘La vida solucionada’, Moro regresa al estudio para crear su disco más personal hasta el momento. “Ahora teníamos ganas de hacer todo lo contrario, de meternos en un disco más producido, con montones de pistas. Hemos metido metales, hay violines, un montón de coros, guitarras... En postproducción igual quitábamos alguna cosilla pero la tónica ha sido meter, meter y meter cosas”.
Con cuatro discos a las espaldas se atreve incluso a valorar la madurez profesional alcanzada. “Los primeros trabajos reflejan la energía de cuando quieres comerte el mundo, pero cuando pasan los años y ves que las cosas son de otra manera y que hay que tomárselas con calma, adquieres cierta serenidad”, analiza el asturiano. “A la hora de hacer canciones y de hacer los discos esa madurez tiene que ver con intentar hacer el disco o las canciones que tengo en la cabeza, ser honesto, sincero y no dejarme llevar por consejos o ilusiones vagas y con poco sentido”. Lo que no cambia son los referentes, clásicos como Bob Dylan, Leonard Cohen, Joan Manuel Serrat o Joaquin Sabina –“la base de mi educación musical”-, que siempre están y a los que siempre regresa.
Cantautores del siglo XXI
Se preguntaba Luis Pastor en su último disco qué fue de los cantautores, los poéticos y los otros. Y aunque Moro se incline más por la corriente poética, defiende que ésta también tiene un contexto, una estética que está relacionada. “A lo mejor hablas de cosas que parecen no tener que ver con el contexto social pero ese contexto social siempre influye en lo que estás escribiendo; soy incapaz de escribir algo que no tenga nada que ver con la realidad que estoy viviendo porque vivimos tiempos convulsos y no podemos apartarnos de ellos”.
Se siente satisfecho con la madurez personal y profesional alcanzada y, sin embargo, insiste en no considerarse un músico. “Es una palabra que me da respeto y, de alguna manera, reivindico el oficio de escribir canciones porque parece que tienes que ser músico o cantante para ser artista”, reflexiona. “Respeto mucho el trabajo y el talento de los músicos, pero si no escribiera mis propias canciones no estaría aquí; no cantaría las canciones de otros”, sentencia el cantautor asturiano.
Igual de tajante se muestra con sus críticas a la subida del IVA cultural. “Alguien debería decirles que no están haciendo las cosas todo lo bien que deberían. Cualquier con un poco de cabeza sabe que el 21% de IVA en los espectáculos es una medida dramática”, señala Moro, que incide en su descontento con la clase política. “Deberían hacer el favor de marcharse; cuando no se saben hacer las cosas hay que dejar sitio a los demás. Ojalá apareciera alguien que supiera guiarnos y enseñarnos el camino porque hace falta renovación política y todos los movimientos que han surgido hasta ahora y que parecían esperanzadores no se si irán a más”.