Lisa Lyon (1982). / Cortesía de Galería Elvira González
FOTOGRAFÍA

La delicadeza salvaje de Robert Mapplethorpe

El culto al cuerpo y la sensualidad extrema del malogrado fotógrafo estadounidense brilla en sus 'esculturas de luz' que expone la galería Elvira González

MADRID Actualizado: Guardar
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La misma pasión por el cuerpo que expresa el David de Miguel Ángel movió al fotógrafo Robert Mappelthopre (Nueva York, 1946 - Boston, 1989) a realizar sus anatómicas y sensuales 'esculturas de luz'. Su fascinación por el cuerpo, en especial el masculino pero sin desdeñar el de la mujer, es uno de los puntales de la magistral obra del irreverente y pasional creador, uno de los genios de la fotografía del siglo XX, cuya vida truncó tempranamente el sida. La galería Elvira González recrea ahora esa indesmayable pasión de Mapplethorpe por la belleza corporal en la muestra que inaugura este jueves, la segunda exposición del fotógrafo neoyorquino en la galería, que mostró hace dos años una selección de sus imágenes a través de la visión de Pedro Almodóvar.

En cartel hasta el próximo 19 de julio, la muestra forma parte del festival Off del PHotoEspaña 2013, la gran cita internacional de la fotografía, que alcanza su XVI edición. Reúne 32 obras realizadas entre 1980 y 1989. Son imágenes que no ha perdido un ápice de su potencia, tan atractivas como provocadoras. Parejas que hace cuatro décadas, en los albores de la carrera del fotógrafo, causaron el arresto del director del Centro de arte Contemporáneo de Cincinnati y acusado de inmoralidad por exhibir en su centro las incorrectas visiones de Mapplethorpe, Un escándalo que se repetía en la fundación Corcoran de Washignton a finales de los 80.

La selección incluye varias imágenes inspiradas en las formas y detalles del cuerpo humano, sobre todos desnudos masculinos, junto retratos de una de sus modelos fetiche, Lisa Lyon, la primera culturista campeona del mundo, musa y confidente del Mapplethorpe, al igual que Patti Smith con quien compartió anhelos y sueños en Soho neoyorquino en los 70.

No faltan las fotografías de formas vegetales, animales y objetos que plantean contrastes de luz y geometrías sugerentes, otro de los elementos distintivos del trabajo de Mapplethorpe, a caballo entre el lado salvaje de la vida y su estética más delicada.

Más formalista y polémico, que provocador, la obra de Mapplethorpe rezuma sensualidad. Y no tanto por el motivo representado cuanto por la rotundidad de formas y superficies, elementos claves de su particular imaginería. El fotógrafo neoyorquino mostró muy pronto su gusto por el detalle y la calidad formal. Y a estos se dedicó con fruición, desde una especie de pop inicial hasta los temas constantes de los ochenta: retratos, flores, y el desnudo.

Exiliado formal y vital del mundo "respetable" para la mayoría, a Mapplethorpe le gustó siempre moverse en el lado salvaje de la vida. De cerrada educación católica, su estancia en el marginal Soho le dejó una acusada impronta, hasta el punto de acabar devorado por su propia religión: el sexo. "Si lo he fotografiado, lo he practicado" reconoció.

Consecuentemente, sus exposiciones desencadenaban el escándalo. Sin embargo, su poderoso legado de 'fotogafías esculpidas' trasciende el primer impacto visual, de modo que el rechazo ante la crudeza de su obra, que algunos juzgan pornográfica, se torna en fascinación.

Fiel al blanco y negro

Aunque trabajó ocasionalmente en color, Mapplethorpe fue casi siempre fiel a la elegancia minimalista del blanco y negro. Inquieto e iconoclasta, amplió los límites de la fotografía incorporando nuevos formatos y técnicas a su obra, desde fotografía convencionales en blanco y negro sobre placas de gelatina y plata hasta fotograbados, platinotipias sobre papel y tela y cibachrome con dye transfer.

Mapplethorpe inició su andadura creativa en Nueva York a finales de los 60. Nunca se consideró a sí mismo "fotógrafo" en el sentido literal; ni siquiera aspiraba a serlo. En 1970 completó sus estudios de arte en el Pratt Institute de Brooklyn, donde durante siete años cultivó el dibujo, la pintura y la escultura. Sus primeras fotografías son de principios de los 70, como las Warhol o David Hockeny. Casi siempre en polaroid, captaban su entorno más inmediato, reflejando la sordidez de los ambientes underground. En eso años Mapplethorpe también realiza collages con fotografías utilizando en ocasiones como soporte el lienzo con impresión fotográfica o arrancando hojas de libros y revista. Todavía en esa época la fotografía le resultaba un mundo desafiante, pero ya exploraba la idea del objeto encontrado, al tiempo que cuestionaba las tradicionales nociones de autoría y originalidad.

En 1973 realizó su primera exposición individual, bajo el título Polaroids en la Light Gallery de Nueva York. Dos años más tarde el comisario Sam Wagstaff, quien se convertiría en su pareja y mecenas, le regala una cámara Hasselblad de formato medio con la que comienza a fotografiar su círculo de amigos y conocidos: artistas, músicos, personajes de la sociedad neoyorkina, estrellas de cine porno y miembros de la escena sadomasoquista y marginal. También trabajó en proyectos comerciales, como portadas para álbumes de Patti Smith y del grupo Television. Realizó asimismo retratos e imágenes de fiestas para revistas

En los 80 evoluciona hacia el refinamiento y la acentuación de la belleza clásica en sus imágenes, que no ocultan sus pulsiones homosexuales. Es la época en que se dedica compulsivamente a los desnudos masculinos y femeninos tratados como esculturas, retratos convencionales de artistas y personajes famosos, y naturalezas muertas con flores que conforma la selección de Elvia González.

Sus flores, al igual que sus retratos, están cuidadosamente dispuestas, combinando siempre formas curvas y fálicos tallos, mostrando así una cruda sexualidad. Sus juegos de luz y sombra en la composición relacionan la fotografía con el placer y lo erótico. En cierto modo, este procedimiento muestra la aceptación por parte del artista del amplísimo catálogo de productos comerciales como fuente de su inicial imaginería artística.

Elvira González representa en exclusiva la obra de Mapplethorpe en España desde 2011. El legado del fotógrafo está gestionado por la Robert Mapplethorpe Foundation, cread en 1988 para promocionar la fotografía, apoyar museos, exponer arte fotográfico, y apoyar la investigación médica en la lucha contra el sida.