Siria: Rusia, actor principal
“The Wall Street Journal” escribía que los norteamericanos han sido advertidos por Israel de que es inminente la entrega a Damasco de baterías antiaéreas S-300
MADRID Actualizado: GuardarUn editorial de hoy del “New York Times” resume bien la evolución sufrida por la grave crisis siria al decir que ahora “todo depende de la voluntad rusa de mantener o no la capacidad militar siria”. Pero las noticias al respecto indican más bien lo contrario: ayer “The Wall Street Journal” escribía que los norteamericanos han sido advertidos por Israel de que es inminente la entrega a Siria de baterías antiaéreas S-300.
Se trata, según una valoración universalmente aceptada por los especialistas, de la joya de la corona rusa en la materia. Fruto de la industria estatal de armamentos, los misiles S-300 han sido solicitados por muchos clientes y raramente vendidos, ni siquiera a precio de oro. Los iraníes, que llegaron a firmar un pre-contrato de intenciones, no los tienen… pero los sirios han estado honrando su compromiso inicial y, según fuentes israelíes citadas hoy por “Haaretz” acaban de efectuar un gran pago.
Si todo esto es verdad y hay un contrato en ejecución se podría creer que el empeoramiento de la situación no solo no ha disuadido a Moscú de seguir su línea dura, sino que la ha incrementado. Hay que subrayar, sin embargo, la posibilidad de que se esté ante una operación clásica de intoxicación informativa con fines políticos y no sería raro que en las próximas horas Moscú hiciera alguna puntualización.
Contextos militar y diplomático
Tal cosa no había sucedido en el momento de distribuir esta nota, pero sí aumentaban las especulaciones, sobre todo en las versiones digitales de la prensa árabe, sobre lo que la hipótesis significa en el orden militar y en el político-diplomático. En el primero, si Siria recibiera los seis lanzadores y sus 144 misiles un eventual ataque aéreo sería muy complicado, nada que ver con lo sucedido en Libia, donde la fuerza aérea franco-británica, que llevó el peso, no sufrió ninguna pérdida.
En el segundo, ello significaría que Moscú ha optado por la resistencia a ultranza siguiendo órdenes del presidente Putin, a quien se dice muy motivado con el asunto sirio e irritado por la interpretación abusiva que, según él, hicieron los occidentales de la resolución 1973 de la ONU, que en marzo de 2011 dio luz verde a la intervención en Libia. Rusia habría hecho saber que no cederá en su status de gran potencia regional al propio Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien ayer estuvo en Moscú y se reunió con el presidente y su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov.
Las partes salvaron la expectativa mediática con un vago anuncio de considerar la posibilidad de convocar una “conferencia internacional en procura de una salida negociada”. Y apenas sugerida la vaporosa propuesta se hizo saber que la conditio sine qua non de Washington (que el presidente Assad no asista y asuma que debe dimitir) no es aceptada en Moscú…