
Dafroza Gauthier. La justicia, ese valle de lágrimas
A veces hace un esfuerzo, una última cortesía en mitad de su llanto invisible, mientras sus ojos siguen viendo desaparecer a sus seres queridos en un torrente de sangre
MADRID Actualizado: GuardarDafroza Gauthier sonríe poco en las fotos. Su cara refleja un dolor tan grande que sus músculos parecen haberse quedado rígidos. A veces hace un esfuerzo, una última cortesía en mitad de su llanto invisible, mientras sus ojos siguen viendo desaparecer a sus seres queridos en un torrente de sangre.
Dafroza nació en Rwanda. Su madre y la mayor parte de su familia fueron asesinados en las masacres étnicas de 1994, al igual que todos los hombres, las mujeres y los niños que poblaban su calle, su barrio, su mundo, y que la saludaban en las tiendas, los cafés, el mercado o el dispensario médico. Un millón de vidas humanas fueron cortadas en pedazos, en apenas 100 días. Eran tutsis y hutus moderados, no había otra razón.