Jóvenes muy preparados destinados a la precariedad
La Fundación Alternativas alerta en un estudio de que la emancipación juvenil tradicional se ha roto por falta de expectativas
MADRID Actualizado: GuardarLa sociedad está generando una cantidad de jóvenes muy cualificados, en algunos casos en exceso, que es incapaz de asumir. Pero este problema, que a su vez genera que España tenga una de las tasas de paro entre las personas de 18 y 34 años más alta de Europa, está provocando un retraso y una mutación en la emancipación que se ha dado hasta el momento en los hogares españoles. “El proyecto de emanciparse era irse de una familia para formar otra. Ahora esta situación se ha frenado y se están dando otras diferentes”, asegura el profesor Alessandro Gentile, que firma un documento sobre los jóvenes españoles publicado por la Fundación Alternativas. En la ‘Emancipación juvenil en tiempos de crisis’, este profesor de la Universidad Complutense analiza la relación del futuro de la sociedad con la organización que los integra y las dificultades que encuentran para hacerlo.
El principal problema es el empleo en dos vertientes: la tasa de desempleo, situada en un 57%, y los trabajos que se ofrecen a una de las generaciones más preparadas de la historia. “La sociedad está preparando a los jóvenes para la precariedad”, denuncia el sociólogo, que apunta a que el actual problema con los jóvenes es anterior a la crisis. Ésta solo ha demostrado la vulnerabilidad del sistema formado. Luego, la situación económica ha provocado que los jóvenes se queden en casa, retrasando lo que parece inevitable: marcharse de casa. “Una emancipación frustrada ahora crea una sociedad frustrada mañana”, augura el profesor Gentile.
Este retraso ha provocado que las personas que decidieron abandonar sus estudios con apenas 16 años retomen sus estudios; y que aquellos con esa edad decidan esmerarse en sus estudios, no abandonarlos e ir a la universidad. Porque todavía, la Formación Profesional no es una opción “competitiva”. El curso de estudios superiores genera otro problema: la excesiva preparación de unos miembros para una sociedad que no los necesita. “Las nuevas generaciones están cobrando conciencia de que aunque sus ciclos formativos se extiendan, no necesariamente les permitirán integrarse en la sociedad como ellos quisieran”, apunta el autor del documento, publicado por el departamento de Estudios del Progreso de la fundación y presentado hoy. Y esto hace que muchas personas se estén marchando al extranjero en busca de un horizonte mejor.
Una fuga de cerebros que “hay que vigilar” para que cuando sea posible hacerlos volver y generar riqueza. Además, se hace necesario proporcionar servicios de orientación y seguimiento curricular e impulsar los contratos de aprendizaje y en prácticas comprometiendo a las empresas en la construcción de un itinerario profesional para el joven. Unas ideas, según Gentile, necesarias y que se deben hacer desde la “visualización” del problema por parte de los agentes públicos y privados.
Alquiler
La ausencia de emancipación juvenil, además de la vertiente económica, tiene una línea social. Algunos jóvenes están cómodos en casa y no quieren rebajar su calidad de vida yéndose fuera de casa. Esta situación también la provoca el acceso a que hay demasiadas universidades públicas, que evita el movimiento de población. “A un ciudadano de Hamburgo no se le ocurre estudiar en su ciudad. Se va a Berlín o a Múnich”, indica Nicolás Sartorius, vicepresidente de la Fundación Alternativas. “Hay, a veces, un exceso de arraigo”, añade Gentile.
Por el contrario, los que pueden marcharse han abierto una nueva tendencia, al no apostar por la compra de vivienda para abandonar el núcleo familiar. Cada vez, se da más el alquiler porque demuestra que “no quieren ataduras” económicas. Una forma de habitar que hay que fomentar entre los más jóvenes, según la Fundación Alternativas.