La protesta termina con cargas y deja 15 detenidos
Los agentes intervienen tras el lanzamiento de objetos y asaltos a las vallas
MADRID Actualizado: GuardarLa convocatoria para asediar el Parlamento no fue tan tranquila como parecía en sus primeros compases. Al filo de las 20:30 horas se rompía el ambiente de relativa calma que dominaba durante gran parte de la tarde la concentración en la plaza de Neptuno. A esa hora comenzaba el lanzamiento de objetos a la policía y un centenar de radicales zarandeaban algunas de las vallas colocadas para proteger el Congreso. En torno a 200 policías comenzaban inmediatamente a cargar contra ellos. Se vivían momentos de tensión mientras volaban botellas y latas y se producía el lanzamiento de algunas bengalas y petardos. Neptuno se convertía en un campo de batalla.
A los antidisturbios les llevaba algunos minutos despejar la zona, provocando carreras por la Castellana mientras los más radicales llevaban sus acciones al Paseo del Prado. Las cargas y disturbios se trasladaban posteriormente a Cibeles, frente al Ayuntamiento de Madrid. El tráfico en la zona, habitualmente intenso al llegar la noche, se convertía en un caos, con manifestantes sorteando los coches. La calle Alcalá era otro escenario de la batalla, con lanzamiento de alcantarillas y adoquines. El panorama se repetía poco después en la Gran Vía, con nuevo lanzamiento de adoquines contra los coches en medio de nuevas cargas policiales. Los contenedores ardían por la acción de 200 o 300 radicales en una de las zonas más frecuentadas por los madrileños y donde se sitúan algunos de los principales establecimientos de la capital. Al menos once personas han sido detenidas en estos disturbios, a lo que hay que sumar los cuatro arrestados durante la tarde. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid ha informado de al menos 14 agentes heridos.
Férreo cordón policial
Hasta entonces la protesta había discurrido sin apenas incidentes y con menor afluencia de la esperada. En torno a las 16:00 horas, la Policía cortaba la Carrera de San Jerónimo, y una veintena de furgones policiales se desplegaban en el Paseo del Prado, a los que se sumaban otros tantos en el perímetro del Congreso y cerca de una decena en la calle Cedaceros. Se establecía un perímetro de seguridad que en algunos casos llegaba hasta los 300 metros, con un fuerte vallado, y se colocaban focos en los aldeaños del edificio del Congreso para facilitar la identificación de manifestantes violentos. Únicamente a los residentes en la zona se les permitiría traspasar el férreo cordón policial.
Pasadas las 18:00 horas el ambiente era de relativa calma, con poca presencia de concentrados -apenas un millar de personas en esos momentos entre manifestantes, curiosos y periodistas-, lo que no hacía que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado bajasen la guardia por lo que podría ocurrir en las horas siguientes. Un helicóptero de la policía sobrevolaba la zona y los agentes comenzaban a hacer controles en Neptuno y procedían a algunos registros. Un grupúsculo de antisistemas se situaba en el lugar pero se mantenían tranquilos, salvo algunos gritos contra la Policía, incluyendo uno de los lemas de los indignados, "que no nos representan".
Sobre las 18:30 horas, el tráfico en la calle Alcalá, que permanecía abierto hasta ese momento, se veía interrumpido por la presencia de en torno un millar de personas de la Coordinadora 25S en el lugar. En Cibeles había un tremendo despliegue policial por una columna de personas que se dirigían al hemiciclo y se producían los primeros arrestos. Uno de ellos es un menor que portaba un petardo de unos quince centímetros, un bote con ácido y una bolsa con piedras, así como un rollo con papel de aluminio y una bandera anarquista. En su móvil los agentes han comprobado que tenía instrucciones de "guerrilla urbana" para elaborar un cóctel molotov. Otro es un ciudadano al que, tras serle requerida la documentación, se ha comprobado que estaba reclamado por un caso de violencia machista. El tercer detenido iba pertrechado con un tirachinas y 56 bolas de rodamiento, además de un casco de moto.
Menor afluencia de la esperada
Minutos después, unas 3.000 o 4.000 personas se daban ya cita en Neptuno, lo que hacía que el ambiente comenzase a caldearse mientras arreciaban gritos como "la lucha es el único camino" o "peligra la lucha de la clase obrera". Algunos ciudadanos pedían que saliesen los diputados. Había grupúsculos de encapuchados y gente con máscaras y permanecía cortado el eje de la Castellana. Además se daba cuenta del cuarto detenido de la tarde, un ultra del Rayo Vallecano que llevaba un cuchillo y que ha sido arrestado en la calle Alcalá.
Aunque el despliegue policial era intenso, la imposibilidad de cubrir todos los puntos permitía que un grupo de manifestantes se hiciese fuerte en el centro de la glorieta de Neptuno y se aupase a la fuente ante la ausencia de vallas de protección alrededor de la escultura. Este grupo había aprovechado que, en esta ocasión, no había vallas de protección que rodearan la escultura para subirse a la fuente. Además de manifestantes, se podían ver encaramados algunos fotógrafos identificados con los chalecos de protección de prensa. No hubo forma de acabar con su acción hasta que un operario puso en marcha el sistema de agua. Cerca de allí, dos jóvenes se subían a una de las ventanas de Museo Thyssen e intentaban colocar una bandera de España con el lema "Rajoy go home" (Rajoy, vete a casa). Su propósito chocaba con los antisistema, que abarataban el intento de modo violento.
Mientras los manifestantes lanzaban sus consignas en la calle, en el interior de la Cámara el presidente del Congreso, Jesús Posada, volvía a lanzar una clara advertencia a los concentrados. "Yo confío en que esta manifestación se desarrolle pacíficamente, pero si hubiera intentos de violencia o de asaltar el Congreso, que para mí es un atentado a la democracia, las fuerzas de seguridad actuarán contundentemente para que no se produzca", manifestaba con contundencia.
Intenso despliegue
No era una convocatoria más para rodear al Congreso. Al menos eso creía la Policía, que esta tarde esperaba encontrarse frente a frente con la protesta más violenta desde que comenzaran las manifestaciones de indignados en los aledaños del Parlamento.
La convocatoria venía de La Plataforma ¡En Pie! que llamó a asediar de forma indefinida el Congreso, "en manada, como leones" hasta "la caída del régimen y la apertura de un proceso de transición hacia un nuevo modelo". La radicalidad de este llamamiento hizo que se desmarquen de la convocatoria los dos colectivos pacifistas que desde hace meses llevan liderando las protestas indignadas, 15M 'Acampada Sol' y Democracia Real, Ya.
Sin el apoyo de estos colectivos, la convocatoria de ¡En Pie! no se esperaba tan masiva con las del 15M o el 25S, pero sí mucho más violenta. La Policía calculaba que no serían más de 8.000 personas las que secundasen directamente la protesta del 25A, pero estimaba que podía haber mucho curioso o 'despistado' que se viese en el epicentro.
El despliegue del Ministerio del Interior habla por sí solo de la preocupación que esta protesta había generado entre los expertos policiales: hay 1.400 agentes antidisturbios (28 grupos de 50 funcionarios) desplegados en el centro de Madrid. Un operativo mayor, incluso, que el 25S. Buena parte del dispositivo se centraba en los aledaños del Congreso, en el que esta tarde no había ningún tipo de actividad.
'Bloque negro'
Los llamamientos a través de internet y las redes sociales habían preocupado mucho a la policía, que considera que '¡En Pie!' no es más que un nombre detrás del que se esconden los grupos antisistemas y anarquistas violentos más radicales de España. En sus webs, la plataforma no ocultaba su intención de tomar el "castillo abandonado" como denominan al Congreso y que para hacerlo están dispuestos a organizar tácticas de guerrilla urbanas, como dividir a los manifestantes por bloques. Uno 'blanco', a modo de infantería, con los manifestantes menos violentos (“lucha defensiva pasiva”) y, un segundo 'bloque negro' con activistas vestidos de ese color, que no llevarán dni y que serían los encargados de forzar el cordón policial. "Hay que dejar actuar al bloque negro, si no lo aceptas, vete a otro sitio", ya avisan los más radicales en internet.
Estaba previsto que las protestas partiesen de Atocha, la Puerta de Alcalá y Sol a las 17.00 horas para confluir en las inmediaciones del Congreso. Sin embargo, a esa hora nadie se había concentrado en dichos puntos y no era sino hasta las 17.30 horas que comenzaban a llegar los primeros manifestantes a Neptuno. Los convocantes habían llamado también a provocar incidentes en otros puntos de Madrid para dispersar a las fuerzas policiales "creando nuevos focos de atención para que la policía tenga que desplazar efectivos a otros puntos y rebajar la tensión en el perímetro de asedio". También trataban de movilizar a sus simpatizantes para hacer escraches de manera simultánea y aumentar la sensación de descontrol y caos.
En las horas previas a la manifestación, algunos grupúsculos intentaron calentar el ambiente. La Policía, en dos operaciones diferentes, ha "desarticulado" dos células radicales, listas para provocar incidentes. Tres detenidos con cócteles molotov y otros cuatro arrestados cuando se aprestaban a quemar esta noche una sucursal bancaria.
La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ya anunció que el dispositivo será el adecuado "para garantizar la seguridad ciudadana y el orden público". Y el Ministerio del Interior, por su parte, está dispuesto a acusar a los manifestantes de este jueves de delitos contra las altas instituciones del Estado, algo que, por el momento, ve difícil la Audiencia Nacional porque el Congreso va a estar vacío y la ley habla claramente de que para imputar esos ilícitos es necesario interrumpir el trabajo de los parlamentarios. Hoy, el juez Santiago Pedraz ha devuelto a su colega Eloy Velasco las diligencias previas abiertas por la convocatoria, que Velasco le había mandado, ya que Pedraz fue el instructor de los desórdenes de anteriores ocasiones.