Emociones extremas: Isabel Coixet-Candela Peña
Sin miedo a la incorrección política, actriz y directora comparten confidencias sobre el amor, la maternidad, la belleza y los hombres
MADRID Actualizado: GuardarPara ser dos mujeres tan intensas y proclives al dramón, llama la atención lo mucho que se ríen (entre ellas y de sí mismas) Isabel Coixet y Candela Peña. Puntual y muy educada llega la directora, con un esparadrapo retorcido sobre el dedo gordo, del que se disculpa con un chiste: “Es que me he cortado haciéndole un bocadillo de pavo a mi hija. ¿Verdad que se parece al niño de “El orfanato”? Buuu”. Dice enseñando una especie de guiñol siniestro que se quita de repente, de un tirón, dejando la herida al descubierto.
Media hora más tarde aparece Candela. Como un personaje almodovariano (un poco Lina Morgan, un poco Edith Piaff y un poco Juana de Arco), arrolladora sobre unos tacones de ocho centímetros y contando orgullosa que ha conseguido vender las anchoas de su madre en un restaurante. “Lo tengo todo estudiado. Pido unas anchoas y, una vez las he probado, les digo: “Están buenas, pero las de mi madre son mejores”. Y me las saco del bolso. No falla”.