Dos mujeres celebran la designación de Catar como sede del Mundial de fútbol 2022. / Archivo
HISTORIAS DEL DEPORTE

Catar también piensa en femenino

Gisella Brandi y Blanca Crespo aterrizan en un país que sigue con su fuerte inversión en el mundo del deporte

MADRID Actualizado: Guardar
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Los partidos son casi a puerta cerrada. Solo pueden entrar mujeres. Los hombres tienen la prohibición de entrar a un recinto deportivo en el que se dispute una prueba femenina, por lo que no hace falta llevar hiyab (velo islámico). No pueden vestir con tirantes ni pantalones cortos si hay hombres delante y deben cumplir las restricciones propias de los países islámicos. Sin embargo todo esto es un ruido menor cuando se trata de cumplir un sueño: jugar profesionalmente al fútbol.

Gisella Brandi (Gran Canaria, 1987) y Blanca Crespo (Madrid, 1984), aterrizaron en Catar hace apenas un mes para fichar por el Al Khor, en una firme apuesta de este país por el fútbol femenino. Acatarán encantadas las normas musulmanas a cambio de poder vivir de lo que más les gusta como mínimo durante estos dos meses que dura su contrato. No obstante la posibilidad de renovación es bastante amplia.

"Algunas jugadoras se ponen un gorro para jugar, pero no sabemos si lo hacen por religión o por sujetarse con él pelo", comenta Gisella, que destaca la cantidad de compañeras de otras nacionalidades -francesa, rumana o estadounidense entre otras- que se han desplazado hasta Catar buscando un hueco en el deporte profesional.

Una oferta inmejorable

Según comenta Gisella, la oferta para viajar al país asiático les llegó de un día para otro por medio de Xavi Bonaventura, un agente FIFA que reside en Barcelona encargado de negociar el contrato. "Un viernes nos enviaron los contratos, el domingo los billetes y viajamos el lunes. Es una locura que de momento va muy bien", afirma. A cambio de su puesto en la liga femenina de Catar, que viene acompañado de su correspondiente nómina, alojamiento y billetes de avión, Gisella y Blanca aceptan sin problema alguno las normas que rigen el país al que se han desplazado. La oferta es impensable para la gran mayoría de las chicas que juegan en la Primera División española así que ninguna de las dos se lo pensó.

Hasta la fecha la experiencia para ellas es inmejorable. Su nuevo equipo ha ganado los tres partidos que han disputado desde la llegada de la canaria y la madrileña, y se ha reenganchado a la pelea por el campeonato, que de decidirá probablemente en el último encuentro.

La liga catarí tiene algunas peculiaridades que la hacen distinta y en algunos aspectos mejor incluso que la española: "La verdad es que no nos hace falta de nada. Jugamos en un campo de césped natural impecable. ¡Una pasada!. cosa que en España es casi impensable para el fútbol femenino. Aunque solo puedan entrar mujeres al campo, vienen a vernos más de las que van a cualquier partido en España", destaca. Además arbitran cuatro mujeres, cosa que en nuestro país no pasa en todas las categorias.

A pesar del cambio radical en sus vidas, Gisella y Blanca han encontrado en el país árabe un nuevo reto, unas nuevas motivaciones y unas nuevas condiciones de vida, que en España el fútbol no les podía ofrecer, y no es para nada descartable que en un futuro otras jugadoras de nuestro país pongan rumbo hacia Catar, que parece decidido a entrar con fuerza también en el mundo del fútbol femenino.

Por la gloria del deporte

Desde hace una decena de años Catar gasta grandes cantidades de dinero en la promoción de acontecimientos deportivos de élite. Torneos que atraen a las primeras figuras del golf y el tenis internacional, vueltas ciclistas, campeonatos de atletismo y grandes premios de motociclismo han hecho del pequeño emirato uno de los territorios más frecuentados por los principales deportistas del planeta. Las cuentas públicas cataríes destinan al capítulo del deporte la mitad de lo que dedica el presupuesto de Francia, un país que tiene cincuenta veces más habitantes y tradición.

Sus reservas de petróleo y gas le proporcionaron el año pasado un superávit de unos 20.000 millones de euros, la mitad de lo que ha costado el rescate de la banca española. Además es uno de los primeros países en términos de producto interior bruto.

El país asiático es un temible adversario entre los candidatos a la organización de acontecimientos deportivos. Su potencia de disparo en términos económicos ha desplazado a cualquier rival. Además del Mundial de Fútbol (2022), organizará en los próximos años el de Natación (2014), el de Ciclismo (2016) y el de Balonmano (2015). Catar aspira a ser la capital del deporte global.

Las cifras intimidan: hay cerca de 240 grandes proyectos de infraestructura, industria, educación o deporte previstos o ya en marcha. El volumen ronda los 960.000 riyales qataríes, unos 186.000 millones de euros.