Conexión Zaldívar
MADRID Actualizado: GuardarDe alcaldesa consorte de Marbella a mujer abandonada, y de los platós de televisión a los calabozos y al banquillo de los acusados. Una vida de vértigo, modesta en su infancia, como hija de guardia civil, y a todo trapo a partir de los treinta. Ambiciosa y con carácter, Maite Zaldívar, de 57 años, nunca se arredró ante las adversidades y fue ella -y sus ansias de poder- quien guió los primeros pasos en política de su exmarido Julián Muñoz hasta acabar en los tribunales junto a Isabel Pantoja, la ex del exalcalde. Un trío juzgado por blanqueo de capitales, un 'best-seller' de carne y hueso aderezado de política, negocios, lujo y dinero, infidelidades y traiciones. Los tres pasaron a apodarse 'ex' en menos de cinco años, aunque el culebrón de la 'conexión Zaldívar' dura ya una década.
Fue ella la que postuló a su marido para que ocupara en 1991 un lugar en las listas del GIL, que fundara Jesús Gil y Gil. El difunto exalcalde se lo había ofrecido a ella, amiga suya y vocal por aquel entonces de la asociación de empresarios de Puerto Banús, donde junto a Muñoz se dedicaban al negocio de la hostelería. Pero Maite dijo que no, que mejor Julián.
Ambos recalaron en Marbella en 1983, procedentes de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), donde se enamoraron y montaron su primer chiringuito. Tan requetebién les fue la vida vendiendo pescaíto frito que pronto abrieron dos restaurantes, el Maite I y el Maite II, ahora cerrados. Maite, al principio en la cocina y él, en las mesas exhibiendo sus dotes de seductor y don de gentes. Hasta que Zaldívar, más inteligente, quiso poner todo su arte en los guisos políticos, infinitamente más rentables. Se lo llevaban calentito, como ella misma confesó en 2006, cuando en televisión desveló que a su casa, en ese exclusivo chalé que posee en San Pedro, entraban bolsas de basura llenas de billetes procedentes del cobro de comisiones. «Una declaración de la que se habrá arrepentido millones de veces», asegura la periodista Ángela Portero, quien mantiene una estrecha relación con la acusada. Atribuye esa inoportuna confesión a la humillación pública que sufrió Zaldívar cuando su marido se lió con Isabel Pantoja. «Era una mujer dolida, humillada y cornuda, se sentía así y no mentía. Soltó aquello al día siguiente de firmar los papeles del divorcio y de que Julián se declarara insolvente para no pagar la pensión de la pequeña de sus dos hijas». Y lo dice convencida de que Maite era el cerebro de todo cuanto ha llegado a ser Muñoz, «que siempre ha sido un mindundi, porque la lista, la curranta, la que se peleaba con los proveedores era ella. El otro era el relaciones públicas y el ligón».
Por eso no pudo soportar que su marido -al que solía poner siempre «por delante de sus hijas» en los afectos-, la abochornara de esa forma, justo cuando empezaba a saborear las mieles como alcaldesa consorte. Años antes, Zaldívar ya «entraba en el Ayuntamiento 'como Pedro por su casa' y hasta organizaba algunos eventos municipales», revela un paparazzi, que prefiere omitir su identidad y que sufrió lo suyo porque «cuanto más poder tenía más fría y borde se mostraba».
Maite Zaldívar se hundió, bebió y hasta la pillaron comprando cocaína. Se unió al joven empresario Fernando Marcos, representante en su día de las polémicas pulseras 'power balance', con quien hoy convive. Ya había pasado una vez por una situación dura cuando rompió la relación con su primer marido (se casó en Gibraltar) y padre de Elia Muñoz, a quien, además de darle su apellido, Julián adora. Guapa y con un físico potente, de joven protagonizó un breve destape en la película 'Instantánea de una corrupción', nombre premonitorio donde los haya. Hasta arrebató a Norma Duval el título de Miss Autoescuela, para cabreo de la cabaretera. Luego se enamoró de un Julián Muñoz estudiante de Medicina y sus aspiraciones de ser actriz se vieron relegadas por el papel de esposa y madre. ¿Pero quién le iba a decir entonces que un día acabaría ventilando, aunque a muy buen precio, las miserias de un largo matrimonio y de su vida de nuevos ricos a causa de la relación sentimental de su marido con una famosa tonadillera?
Los romances de Julián
Porque sabía de los romances de Julián. «Él se había comido muchos filetes, pero nunca se había llevado la vaca». Una frase con marcado tinte machista que Zaldívar ha espetado en más de una ocasión a Ángela Portero. Y encima, con una famosa, otro agravio más. El despecho y la venganza vinieron en bandeja dorada y ella se prodigó en los programas televisivos por los que ganó tanto dinero que nadie se atreve a cuantificar. Rosa Villacastín añade más ingredientes: «A ella, que era muy prepotente, le hubiera encantado ejercer de alcaldesa consorte, había luchado para ello. Y sabía que a partir de que su marido se fuera con Pantoja ya no iba a cortar el pastel, que el dinero lo gestionaría la otra. Julián Muñoz se volvió loco por Isabel, aunque ella solo se fijara en su dinero y a pesar de las advertencias de Jesús Gil cuando le dijo: 'Esta nos va a traer la ruina' siguió adelante», comenta.
Maite no le perdona. Fracasados los negocios, incluida una tienda de ropa, permanece recluida en su chalé. De momento, no tiene ninguna fuente de ingresos, que se sepa.