Cachuli vuelve al galope
Vive con su novia gibraltareña, 18 años menor, en una finca con caballos en la que disfruta dando de comer a las gallinas
MADRID Actualizado: GuardarEsa inconfundible forma de llevar los pantalones delata a Julián Muñoz en mitad de la finca gaditana de La Angostura. Siempre lo ha dicho: «En España solo llevamos los pantalones en su sitio Julio Iglesias y yo». Con sus inseparables gafas de sol, marlboro en mano y luciendo un envidiable moreno, el que fue el exalcalde con más causas judiciales abiertas se afana ahora en cuidar unas gallinas. Después toca echar un vistazo a los establos donde reposan unos bellísimos caballos de pura raza española. Pero Cachuli, como cariñosamente lo llamaban de pequeño en su pueblo natal, El Arenal (Ávila), no está entrenando para la próxima edición de 'Acorralados' y así poder sacarse un dinerillo extra, que por cierto sería embargado de forma inmediata. Tras sus pinitos como relaciones públicas de un chiringuito, el ex de Isabel Pantoja está escribiendo una nueva línea en su variado currículum: a sus 63 años se ha reconvertido en un auténtico hombre de campo.
Julián ha cambiado el lujo de Puerto Banús y sus boutiques y restaurantes por Jimena de la Frontera, un pueblecito blanco gaditano en pleno Campo de Gibraltar de poco más de diez mil almas. En las afueras, con privilegiadas vistas del Parque Natural de los Alcornocales, el último bosque mediterráneo de Europa, se encuentra su nidito de amor: la finca de su novia, Karina Pau, una discreta gibraltareña de 45 años, muy parecida físicamente a Maite Zaldívar, con quien ya lleva tres años de relación. Allí, con las gallinas, los caballos y los paseos entre quejigos, acebuches y alcornoques desconecta de todos sus problemas a pocos días de volverse a ver las caras con su exmujer y con Isabel Pantoja en una cita muy morbosa y nada romántica: los tres compartiendo el banquillo de los acusados.
A veces desayuna en los bares del pueblo y hace algunos recados antes de tomarse el aperitivo y volverse al cortijo en un cuatro por cuatro. Una vida sosegada y rural, muy distinta a aquella glamourosa que llevaba cuando paseaba del brazo de Isabel Pantoja junto a los casoplones de la exclusiva urbanización La Pera. Ahora camina por las calles encaladas sin paparazzis a su alrededor y los paisanos de Jimena se han acostumbrado a su presencia, aunque de vez en cuando alguno le pare para pedirle una foto. «Vive en las afueras y suele venir por el pueblo, pero no hace vida social aquí», relata uno de los vecinos. Como mucho ha asistido a una obra de teatro y a una exhibición ecuestre dentro de la pasada Feria de Mayo. No en vano, Julián y Karina se han convertido en personajes fijos en las ferias de ganado y competiciones hípicas a causa de su yeguada. Sin olvidar la romería de El Rocío, donde muchos le siguen recordando por aquellos besos y arrumacos con Isabel que dieron la vuelta a España, y otros le sacan esas otras imágenes de él orinando en una cuneta y pasándole luego la mano por la cara a su nuevo amor.
¿Le habrá pedido este año a la Blanca Paloma que le eche un capote? En especial porque ya debe más de siete millones de euros a Marbella por sentencias firmes, que se suma a la ratificada por el Supremo en la que se le obliga a pagar 50,7 millones junto a un exconcejal y un abogado.
Pero nada de eso ha conseguido que la pareja se esconda. Eso sí, más que Marbella les tira el lujo tranquilo de Sotogrande, apenas a 25 minutos de La Angostura. No es difícil encontrarlos paseando abrazados entre impolutos yates y luciendo en el cuello el mismo colgante de oro: el hierro de la ganadería de Karina. También se dejan caer por sus exclusivos campos de polo codeándose con la créme de la créme veraniega, con permiso de Puerto Banús, ya que de la zona son asiduos Luis Alfonso de Borbón, Ana Rosa Quintana, Inés Sastre, Sarah Ferguson, los Agag-Aznar... A ello suman algunas escapadas a Ibiza y Formentera, en donde lo pillaron totalmente desnudo y bronceándose sus atributos en la cubierta de un velero... una foto por la que dice que no cobró un euro.
Insolvente y embargado
De hecho, sus cuentas bancarias pasan por muy mal momento. Julián Muñoz se declaró hace tiempo insolvente y le embargaron los «poquísimos bienes que le quedaron tras su divorcio», según relata su abogado, Javier Saavedra. A sus 63 años sigue aquejado de una enfermedad coronaria, esa que le dio algún que otro susto en la cárcel de Jaén II, y sigue sin trabajo conocido. Sobre todo, porque gran parte de la semana se la pasa en el juicio del caso Malaya. Este jueves se le acumularán las tareas: volverá al candelero judicial junto a sus dos ex y otras siete personas. El que fuera un trío de lo más mediático se verá las caras varios años después de aquel famoso 'dientes, dientes, que es lo más les jode'. Julián guarda una relación cordial por el bien de sus hijas y nietos con Maite Zaldívar. El 'choque' llegará por la otra parte. Con Isabel Pantoja no se habla desde hace tiempo de tú a tú, aunque las declaraciones televisivas de uno y otro lado no faltan.
La tonadillera fue la última en despacharse a gusto en Antena 3 en una entrevista en la que se soltó la lengua y dijo que su gran error había sido enamorarse de Cachuli. «Solo me ha aportado disgustos», resumió. Y su hijo, Kiko Rivera, echó más leña al fuego hace unos días: «Julián Muñoz no me entró por el ojo, nunca me dio buena impresión, pero yo veía a mi madre feliz». Todo un culebrón cañí.