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Las duquesas también lloran
Tras el éxito de la primera parte de sus memorias, Cayetana Fitz-James Stuart aborda ahora su vida desde su polémico matrimonio con Alfonso, tercer duque consorte, en 'Lo que la vida me ha enseñado'
MADRID Actualizado: GuardarFueron tres años de “luchas, gritos, ruegos y lágrimas” pero Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, se salió con la suya y cumplió uno de sus sueños. El 5 de octubre de 2011 llevó al altar a Alfonso Díez, su tercer duque consorte, imponiendo lo que la dictaba el corazón frente a las críticas aceradas y los avisos bienintencionados –y de los otros- de todos los que no veían con buenos ojos aquel enlace. Hubo muchos, pero sin duda los que más dolieron fueron los pronunciados por sus hijos. Ahora que las aguas ya volvieron a su cauce –con la renuncia de Alfonso a la herencia y el reparto del legado entres sus hijos mediante- Cayetana resuelve ese amargo episodio de su vida en las primeras páginas de ‘Lo que la vida me ha enseñado’ (Espasa), segunda parte de las memorias que publicó en 2011 bajo el título de ‘Yo, Cayetana’. En esta suerte de epílogo, la duquesa describe sus episodios vitales más recientes y sus reflexiones más íntimas, en un balance sincero y valiente de ocho décadas de vida trepidante.
Ahora la soledad le da menos miedo a Cayetana, que cuenta con el sostén del que espera sea el último amor de su vida y a quien retrata a través de una imagen que dio la vuelta al mundo. En ella se mostraba a la duquesa marcándose un baile flamenco tras su boda ante las decenas de personas que acudieron a las puertas de la iglesia para verla y a un solícito Alfonso vigilando un paso por detrás que su recién estrenada esposa no se quebrara. “Esas manos que se ven estiradas a mi espalda, tratando de protegerme, me dan seguridad”.
Rodeada de amigos
Acaba de cumplir 87 años, pero no pierde la vitalidad. Lo demostró con ese baile tras dar el siquiero a Alfonso –reminiscencias de sus dotes de bailaora- y lo volvió a demostrar en la presentación de este segundo libro el pasado jueves en el Palacio de Correos de Madrid. Vestida de rosa y acompañada por su marido, la matriarca de la Casa de Alba estuvo rodeada además de sus hijos Cayetano, Carlos y Eugenia, así como de sus exnueras María Eugenia Fernández de Castro y Genoveva Casanova. Entre los invitados figuraban también personajes como la alcaldesa de la comunidad, Ana Botella, o sus amigas Paloma Segrelles, Pitita Ridruejo y Nati Abascal.
"Siempre he dicho que no me gusta hablar en público, espero que mi voz pueda transmitir la emoción que me produce el cariño de todos vosotros. Aquí va mi filosofía de vida, la que me ha traído hoy hasta aquí a contaros lo que la vida me ha enseñado”, resumió en un discurso que leyó ante los medios congregados. Un vídeo recordó parte de su biografía a través de un montaje de fotografías acompañado por una voz en off que relataba en primera persona algunos de los pasajes más importantes de su dilatada vida, como sus matrimonios o una de sus grandes pasiones, el flamenco.
Recetas y traiciones
Su relato vital transmite la plenitud alcanzada, pero no olvida los malos tragos, las lágrimas vertidas por los episodios más amargos. Entre ellos uno reciente en el que, bajo el título ‘La traición del yerno favorito’, explica la decepción sufrida el pasado verano por la causa judicial que planteó el exmarido de su hija Eugenia, Fran Rivera, por la custodia de la pequeña Cayetana. Una tensión que finalmente se resolvió a favor de su hija, pero que le ha dejado un profundo sentimiento de pena por la amistad que siempre mantuvo con los Rivera Ordóñez.
A lo largo de 271 páginas y dividido por temáticas, la “duquesa del pueblo” va hilando sus vivencias personales con reflexiones sobre temas dispares como la amistad, el amor, la fama, la crisis, el cine, el maltrato a los animales o la monarquía. Incluso recopila su receta de gazpacho preferida o la del pavo que cocinan en Liria todas las Nochebuenas. Lo que la vida la ha enseñado, su filosofía vital. Ideas que, asegura, “con que alguna sea útil y ayude a una sola persona, el esfuerzo habrá merecido la pena”.