El gallego de oro
¿Cuál es la fórmula de este hombre que no para de hacer dinero? Desde que cosía batas, Amancio Ortega no ha dejado de pensar en lo que quiere el cliente: la moda de más rabiosa actualidad a precios de ganga
MADRID Actualizado: Guardar¿Un oasis en el desalentador y desértico panorama de la economía española? ¿Un milagro? ¿Un modelo de gestión empresarial a imitar? Los expertos están de acuerdo con lo último. El grupo Inditex, donde Zara es la tarjeta de presentación, no tiene más rival que el mismo. Acaba de marcar un nuevo máximo histórico en Bolsa -la cotización de sus acciones ha llegado hoy a los 100 euros- y no deja de anunciar nuevos planes de expansión. El última, en Guadalajara, donde invertirá 150 millones en una planta que dará trabajo a 500 personas. Y la penúltima, en Hong Kong. Allí ha arrebatado a su rival H&M su tienda insignia. Con el talón en la mano. Pagará el doble que la multinacional sueca por el alquiler del local: 1,14 millones al mes.
No hay grandes secretos en la multinacional gallega que se expande como la espuma y que viste y calza a millones de personas desde América a Australia y desde Japón a Arabia Saudí. El emporio de Amancio Ortega, cuya rentabilidad le colocó ayer mismo, según el índice Bloomberg, en el tercer puesto de las principales fortunas del mundo y en el primero de Europa, es un caso único que estudian las más prestigiosas escuelas de negocios de EE UU y Londres.
Amancio Ortega Gaona nació en Busdongo de Arbas (León), cuatro meses antes de que estallara la Guerra Civil. Allí destinaron a su padre, un ferroviario de Medina del Campo que se las veía y deseaba para alimentar a sus tres hijos. Eran tiempos de necesidad y pobreza extrema los que vivió el niño Amancio. El traslado de la familia a Galicia por motivos laborales le marcó para siempre. Allí echó raíces e hizo brotar el germen de un negocio que le ha convertido en paradigma del sueño americano, del hombre que se hace a sí mismo. Contó con la ayuda de su primera mujer, Rosalía Mera, para confeccionar batas. Muchos años después, Arteixo, el cuartel general de Zara, el buque insignia de la empresa, inició una singladura internacional idílica y casi inexplicable. El patrón, reacio a entrevistas y actos sociales, austero y discreto, nunca ha descifrado las claves de su vertiginoso ascenso económico. Pero ahí están los resultados.
Ortega acumula una fortuna de 38.000 millones de euros (46.600 millones de dólares). En el ranking de los potentados de Forbes -el otro vademécum de los ricos-, su exmujer Rosalía Mera aparece en la posición 232, con 4.500 millones. Inditex, con todo su conglomerado de marcas, tira del Ibex 35 y ya ha superado a Telefónica en esa carrera del parqué español en las que unos corren hacia adelante y otros hacia atrás: vale en Bolsa 48.620 millones de euros, frente a los 45.000 de la compañía de telecomunicaciones. No solo no acusa los efectos de la crisis, sino que se permite el lujo de torearla con filigrana. A lo largo de este año abrirá más 500 nuevas tiendas por todo el planeta, sobre todo en Asia. En total, da trabajo de forma directa a 110.000 personas. Todas cifras abrumadoras.
El "cheap-chic"
La pregunta es evidente. ¿Dónde residen las claves de tanto éxito? El catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Oviedo Esteban García-Canal, estudioso del fenómeno, lo tiene claro: «Ofrece moda de la más rabiosa actualidad a precios asequibles, lo que se conoce como "cheap-chic". En vez de tratar de imponer sus diseños al mercado, lo que hace la compañía es identificar las tendencias con mayor aceptación en cada momento, ofreciendo productos basados en esas tendencias. Es una apuesta sobre seguro. El factor clave que posibilita esta estrategia es la integración vertical del ciclo de diseño, fabricación y venta, actividades que se realizan en su mayor parte dentro de la empresa y que están coordinadas mediante una eficiente plataforma logística». Tan eficiente que es capaz de reponer en menos de dos semanas, con nuevas tendencias, los estantes de Zara, Stradivarius, Pull & Bear, Massimo Dutti, Bershka, Uterqüe, Oysho y Zara Home. Prendas de distintos colores y detalles, para que las clientas no coincidan ni se tropiecen con el mismo diseño por la calle.
Pero, sin duda, la clave principal para capear la descorazonadora crisis reside, según el profesor, en la apuesta por los mercados internacionales -el volumen de negocio en España no sobrepasa el 26% del total-. Comercializa ropa "prêt à porter" en más de 80 países y en más de 5.000 tiendas. Una eventual pérdida de ventas quedaría compensada, gracias a sus precios asequibles, por nuevos clientes que antes gastaban en tiendas más caras y ahora no pueden permitírselo. Otro factor a su favor es el prestigio de sus marcas, con Zara a la cabeza. A todo ello se suma la venta on line, con diseños diferentes, que en otoño llegará también a China.
«Es justo»
Iván San Félix, analista de la empresa Renta 4, añade otras dos razones: la instalación de centros logísticos cerca de los núcleos de las tiendas para abaratar costes y su acierto a la hora de elegir las zonas en las que abre los establecimientos. «En Sudáfrica, en Australia, en Nueva York, en cualquier parte, la inauguración de una tienda se transforma en todo un acontecimiento. Se instala en lugares muy comerciales, en las principales arterias de la ciudad. Las imágenes de las tiendas son realmente impactantes». La apertura de los locales se convierte en noticia, también el que le acaba de birlar a H&M en Hong Kong. Ni siquiera necesita publicitarla. Nunca lo ha hecho y ese dinero que se ahorra en campañas va a la caja común para reinvertirlo. Además, ¿qué mejor anuncio que la princesa Letizia, sin ir más lejos, luzca una de sus chaquetas?
Habrá quienes se pregunten si la expansión por la India o China está motivada por ese gusto de las multinacionales de obtener mano de obra barata. García-Canal, coautor del libro "Las nuevas multinacionales" (Ariel), afirma que gran parte de su producción sale de España, pero que aun así todos los proveedores, incluidos los de países en desarrollo, «deben adherirse a un código de conducta muy estricto en los ámbitos social y medioambiental», por lo que la competitividad de la empresa se basa, sobre todo, en su organización interna.
Trabajo y más trabajo, gestión diferente y visión de futuro han ido dando forma al imperio de Inditex, que inició su expansión internacional a finales de los ochenta. Amancio Ortega se curtió de joven, día y noche, en una camisería para emprender con Rosalía Mera su primer negocio fabricando batas de guata. Llegó Inditex y Ortega repetía hasta la saciedad a sus empleados que a la empresa había que darle la vuelta todos los días y que había que escuchar a los clientes antes que a los diseñadores. Se ha ganado su retiro y ha puesto el imperio en manos del ejecutivo Pablo Isla y de su sucesora, su hija Marta, casada en febrero con el jinete Sergio Álvarez Moya.
«Alguien que genera tanto valor añadido para la sociedad es justo que se beneficie de ello», concluyen Esteban García-Canal e Iván San Félix. «Es un puesto muy merecido, se lo ha ganado a pulso». Y de ello disfruta en su pazo de Anceis, una propiedad señorial del siglo XII en A Coruña, donde no le faltan ni sus queridísimos pastos, ni sus vacas, ni una piscina "maxi" en la que disfrutan, sobre todo, sus tres nietos. También es verdad que vuela en un jet Bombardier Global Express XRS valorado en 34 millones de euros y que en estas fechas veraniegas recorre las Rías Baixas en el "Valoria" , un yate de unos 40 metros de eslora. Eso sí, sin dar la nota.