El Senado confirma a Hagel como secretario de Defensa
Su candidatura sale adelante pese a la férrea oposición de los republicanos, sus correligionarios
WASHINGTON Actualizado: GuardarEl Senado de Estados Unidos ha confirmado el nombramiento del exsenador republicano Chuck Hagel como nuevo secretario de Defensa. Hagel, nominado por el presidente Barack Obama para el puesto a principios de enero, ha sido respaldado con 58 votos a favor y 41 en contra, después de un difícil proceso de confirmación.
El exsenador por Nebraska ha encontrado durante el proceso la oposición de sus antiguos compañeros de partido, quienes el pasado 14 de febrero impidieron que el nombramiento se sometiera a la votación final como medida de presión al Gobierno de Obama. Los republicanos han aprovechado el proceso para pedir más información a la Casa Blanca sobre el ataque que sufrió el consulado de EE UU en Bengasi (Libia), en el que murieron cuatro estadounidenses, incluido el embajador Chris Stevens. Algunos como el veterano senador por Arizona John McCain -aspirante a la presidencia por el partido republicano en 2008- vinculó su voto para continuar con el proceso de nominación a la entrega de más información.
La fecha del bloqueo coincidió con el receso del Congreso por la festividad del día de los presidentes y retrasó diez días la votación, aunque algunos republicanos anunciaron previamente que tras el receso darían luz verde al procedimiento.
Los 'enemigos' de Hagel
Los críticos de Hagel, como McCain o el senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, han considerado que no está preparado para dirigir el Pentágono y han criticado que en 2007 se opusiera al aumento de tropas en Irak, después de haber votado a favor de la intervención en 2003. El republicano de mayor rango en el comité de Fuerzas Armadas del Senado, el senador de Oklahoma James Inhofe, se ha opuesto al nombramiento al poner en duda la dureza de las posiciones políticas de Hagel contra el programa nuclear iraní. Hagel votó en el pasado en contra de aumentar las sanciones contra Irán, si bien durante su audiencia de confirmación a finales de enero afirmó que se trataba de otras circunstancias y aseguró que, si era confirmado, "todas las opciones estarían sobre la mesa" para evitar que Teherán logre un arma nuclear.
El senador Ted Cruz, por su parte, pidió más información sobre los ingresos y las propiedades de Hagel, a quien acusó de haber dado discursos a "organizaciones extremistas" y sugirió sin aportar pruebas que el candidato podría haber recibido fondos de países como Corea del Norte. El presidente del comité de las Fuerzas Armadas, el demócrata por Michigan, Carl Levin, indicó que Hagel cumplió enviando los extractos financieros requeridos y afirmó que merecía la confirmación. Durante todo el proceso, la Casa Blanca ha reiterado el apoyo al candidato, que ha sido asesor de Obama en asuntos de inteligencia.
Hagel, senador republicano por Nebraska entre 1996 y 2008, también fue cuestionado por sus críticas a lo que llamó el "lobby judío", de las que se retractó después. Durante su audiencia de confirmación reiteró su apoyo a Israel, al que se refirió como un país amigo. Hagel afirmó que nunca votó en contra de ninguna resolución a favor de Israel en los doce años que fue senador y aseguró que continuará apoyando las políticas del presidente Obama hacia ese país.
Por el contrario, los senadores demócratas han destacado su servicio al país como veterano de la guerra de Vietnam donde sirvió junto con su hermano y ambos resultaron heridos.
El futuro
Hagel dirigirá el Pentágono en un momento en el que el Gobierno de Obama centra parte de su política exterior en la seguridad en Asia, la retirada de las tropas estadounidenses en Afganistán para finales de 2014 y la amenaza nuclear que suponen países como Irán y Corea del Norte.
Hagel también afrontará batallas políticas ante los inminentes recortes masivos de fondos en Defensa y el resto de las agencias federales a partir del viernes si el Congreso no logra un acuerdo fiscal. Bajo los inminentes recortes al gasto público, el Pentágono afrontaría recortes por 45.000 millones de dólares (34.000 millones de euros) en el año fiscal en curso, o un total de un billón de dólares (770.000 millones de euros) en la próxima década.