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Michelle, de 'negra enfadada' a 'estrella de Hollywood'
La irrupción en los Oscar convierte definitivamente a la mujer de Barack Obama en un icono de moda y estilo
MADRID Actualizado: GuardarCuando todo Hollywood aplaudía a Daniel Day-Lewis por su papel del primer presidente republicano apareció ella. Con un vestido plateado inspirado en el art deco del diseñador de origen indio Naeem Khan, Michelle Obama, cambió momentáneamente su papel de primera dama por el de presentadora de la gala de los Oscar para anunciar al ganador de una de las estatuillas más esperadas, el de la mejor película. Un derecho reservado hasta ahora para los grandes de la escena y desde anoche para la 'superwoman' de la Casa Blanca.
Con un índice de popularidad superior -hasta en veinte puntos-, al de su marido, Michelle Obama ha ido adquiriendo con el paso del tiempo un papel cada vez más relevante en la vida pública estadounidense. Atrás queda la imagen de 2008, cuando las voces más críticas la definían como una mujer enfadada, amargada y militante, y que crispó en más de una ocasión los ánimos de la recién estrenada inquilina de la Casa Blanca. Si hay algo que define a la señora de Obama es su arrolladora personalidad, su pasión por la moda y un estilo personal que la ha marcado como icono en EE UU y en el arma poderosa de la reelección de su marido. El discurso emotivo y contundente que pronunció en la Convención Nacional Demócrata de Charlotte, en septiembre, alimentó el deseo de muchos de ver en ella a una futura candidata a la Presidencia. Solo hay un problema: su escaso interés en impulsar su propia carrera política.
Los cuatro primeros años en el Gobierno no han alterado una máxima que lleva a rajatabla: "Antes que nada soy madre", ha mantenido desde que piso por primera vez la Casa Blanca. Durante este tiempo ha estado al frente de la campaña ‘Joining Forces’ de apoyo a los veteranos de guerra y del programa ‘Let’s Move!’ que pretende combatir la obesidad infantil a través del deporte y una alimentación saludable. La defensa de esas causas le ha llevado por los platós de todas las televisiones ofreciendo su imagen más cercana y desenfadada, pero también la más efectiva a la hora de conectar con la opinión pública norteamericana. Más allá de las labores sociales, también participa en actos políticos y representa al presidente cuando es necesario. Lo de mujer florero no va con ella.
La 'mejor vendedora'
Desde su llegada a la Casa Blanca, su estilo ha variado ostensiblemente y ha sido, incluso, objeto de un libro, 'Michelle Obama y el Poder del Estilo', firmado por la exeditora de la exitosa Harper´s Bazaar, Kate Betts, donde se analiza sus looks y su poder sobre la industria de la moda norteamericana. Según la autora del libro, las ventas de las firmas que luce la mujer de Barak Obama se incrementan, las prendas se agotan o incluso, ayuda a las firmas a salir de la bancarrota, como en el caso de Talbots.
A la primera dama le encantan los cardigans, los cinturones, los vestidos sin mangas o camiseros y el print floral. Es alta y destaca la parte superior de su cuerpo luciendo brazos y marcando cintura. En ocasiones apuesta por el estilo 'ladylike', con faldas tubo y jerseys de punto y es fan de los escotes asimétricos para vestir de gala.
A pesar de ser una embajadora inmejorable de la moda estadounidense, ya sea con una creación de su diseñador fetiche Jason Wu o de J Crew, Michelle también utiliza marcas 'low cost' como H&M. Hasta ha tenido su propia portada de 'Vogue', lo cual no la ha eximido de las críticas, y más en tiempos de crisis, que afirman que tiene un vestidor demasiado caro. También se le ha echado en cara que su pelo es demasiado liso para ser una afroamericana. Lo cierto es que su estilo es más alabado que denostado, y cuenta con el beneplácito de la mismísima Anna Wintour.