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«Fue un arrebato y estoy muy arrepentido»

La Jefatura de Valencia abre un expediente de suspensión al agente imputado por agredir a un árbitro durante un partido y la Policía Nacional anuncia que será apartado temporalmente del cuerpo

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La palabra «arrebato» fue una de las que más pronunció ayer el policía nacional Alberto M. M., de 27 años, cuando explicaba a sus compañeros los motivos que le empujaron a agredir al árbitro. «Fue un arrebato y estoy muy arrepentido», manifestó durante la conversación que mantuvo con otros agentes en el complejo de Zapadores.

El sindicato policial al que pertenece Alberto M. condenó ayer la violenta acción del policía, pero pidió que no se criminalicen más los hechos por la condición de agente del Cuerpo Nacional de Policía que tiene el acusado. «La agresión la cometió como jugador de un equipo de fútbol», precisó un portavoz autorizado del sindicato, aunque insistió en que no hay que restarle gravedad al delito.

El juzgado de instrucción número 2 de Paterna decretó la libertad del agente, aunque le imputó un delito de lesiones graves. El policía fue detenido el domingo poco después de la agresión, y al día siguiente pasó a disposición judicial. La imputación fue notificada a la Jefatura Superior de Policía de Valencia para que adoptara las medidas internas oportunas. La reacción policial fue tajante con el inicio de un expediente de suspensión provisional de funciones, una medida que conlleva la pérdida temporal de empleo y de parte del sueldo. Horas después, la Policía Nacional anunciaba en su Twitter que «será apartado de la policía», y calificaba la agresión de «una actitud inadmisible en nadie y menos en el Cuerpo Nacional de Policía)».

En los dos años que lleva destinado en Valencia, Alberto M. ha realizado numerosos servicios en la Unidad de Protección y Seguridad (UPS), un grupo que se encarga de la vigilancia de algunos edificios de Valencia y de los traslados de los detenidos a los juzgados y el Hospital General. Sus compañeros se sorprendieron al conocer la detención del joven policía. «Su conducta siempre ha sido buena. No hay ninguna queja y no tiene ninguna falta disciplinaria», asevera un mando del agente imputado. Sus compañeros de equipo coinciden al opinar sobre el buen comportamiento de Alberto -hasta el pasado domingo- tanto en los terrenos de juego como en el vestuario. Alberto Real, entrenador del Mislata Unión de Fútbol B, destacó la mediación del joven policía en más de una tangana para apaciguar los ánimos, así como su solidaridad al aportar dinero con el que compraron comida y ropa para un futbolista extranjero que atraviesa una difícil situación económica.

Además de mostrar su arrepentimiento y «romper a llorar minutos después de la agresión», el acusado tiene intención de pedir perdón en persona al árbitro, aunque sus compañeros le aconsejaron que no lo hiciera hasta que la víctima se mejore y acepte sus disculpas.