Rooney, durante un entrenamiento con el Manchester. / Archivo
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El talento del estibador

Rooney es la principal amenaza a la que tendrá que hacer frente el Real Madrid

MADRID Actualizado: Guardar
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No puede rivalizar en porte, estilo y belleza con Cristiano Ronaldo, David Beckham o Fernando Torres, aunque a veces lo pretenda. Pero bajo su planta de rudo estibador del puerto de Dover, sus toscos modales y su particular acento, se esconde el talento del jugador total. Wayne Rooney se aleja del típico y tópico delantero inglés, tan corpulento y peligroso en el juego aéreo como zafio y tosco con los pies. La estrella del Manchester United es habilidosa en el manejo del balón, tan capaz de generar juego como de romper la red con uno de sus letales misiles desde cualquier posición, y, sin duda, la principal amenaza de la que el Real Madrid deberá protegerse el miércoles.

Robin Van Persie es la efectividad desde la punta del ataque de los 'diablos rojos', pero Rooney es el factor intimidatorio constante desde la segunda línea que genera la atención de la defensa rival y abre los espacios para que el holandés y 'Chicharito' Hernández se lancen hacia el gol. Llega en un óptimo estado de forma y con el olfato goleador afilado. Pese a que no marcó en el último partido liguero, sí lo hizo -con goles decisivos- en las jornadas anteriores ante el Fulham y el Southampton y en la reciente victoria de Inglaterra ante Brasil en Wembley.

Es lo que lleva haciendo desde hace más de una década, cuando debutó con el Everton con 16 años y se convirtió en el jugador más joven en marcar en la historia de la 'Premier' (luego le han superado James Milner y James Vaughan). Desde entonces, el 'golden boy' ha sumado más de 200 dianas y ha acumulado numerosos títulos locales. Sin embargo, aún le falta la trascendencia internacional que conceden los torneos continentales de clubes y selecciones. Posee la Liga de Campeones de 2008, pero, con 27 años, le hace falta dar un paso más para mirar de cerca a su excompañero Cristiano y a Messi.

Con Inglaterra figura en las quinielas de favoritos en los torneos en los que participa pero casi siempre forma parte de las decepciones finales de europeos y mundiales. Y con el United, pese a que es uno de los clubes más poderosos del mundo y le ha colmado de dinero, no alcanza la proyección mediática de las estrellas del Madrid y el Barça.

Por eso, lleva años tonteando con la posibilidad de cambiar de aires, jugando con el interés merengue y el de Mourinho y amagando con oír los cantos de sirena de los rivales del City. Y por eso y por su lado díscolo nunca llegará a lograr el amor absoluto de sus seguidores, el que profesa la grada de Old Trafford por el eterno Ryan Gibbs.

Los Beckham rústicos

Además, Rooney tiene una cara de 'bad boy' que le acompaña siempre, una versión canalla y polémica muy atractiva para los tabloides británicos, que la explotan a la mínima debilidad. Y el delantero da muchas oportunidades dentro y fuera del terreno de juego.

Sobre el cesped, su temperamento es irrefrenable y le ha llevado a expulsiones estúpidas y comportamientos desmedidos. Como el que tuvo al encararse con una cámara de televisión para soltar una sarta de improperios y palabras malsonantes tras marcar un gol al West Ham. Fuera de él es capaz de llamar a través de Twitter "idiota" a Pepe por pisar a Messi.

Son conocidas sus correrías nocturnas por locales de escasa reputación con el alcohol de compañero, los trapicheos y amaños que llevaron a la detención de su padre y su tío, y los excesos y derroches que comparte con su esposa, Coleen McLoughlin, su novia de toda la vida. Los Rooney se han transformado en la versión rústica de los Beckham y Coleen es una de la WAGs (mujeres y novias de futbolistas) que más ha aprovechado la sombra de su pareja para convertirse en una celebridad.